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Revista Repique

Repique #2

Versión sobre la estructura perversa. Puntualizaciones sobre la perversión.

Estela Nova

Freud ubica a la perversión como la cualidad primordial de la sexualidad humana. Su concepto de sexualidad infantil alberga a la popular fórmula del niño considerado un perverso polimorfo que establece la no existencia de una forma natural de la sexualidad, sino que está sujeta a la manera en el que se transite el dispositivo simbólico del Edipo. Considera que en los niños aún no se construyen los diques del desarrollo sexual: vergüenza, asco y moral por esto las pulsiones se exteriorizan sin represión, “en ninguna persona falta algún elemento que pueda designarse como perverso” [1] Su propuesta indica que somos todos inicialmente perversos polimorfos y esto nos constituye sexualmente.

Tanto la perversión como la neurosis, ambas han alcanzado el tercer tiempo del Complejo de Edipo, la patología ocurre cuando hay fijación, cuando algo insiste. La caracteriza por la operación de dos mecanismos psíquicos diferentes a la represión: La renegación o desmentida y la escisión del yo.

La renegación supone una escena mítica, se efectúa ante el descubrimiento de la castración materna, el yo percibe una realidad y al mismo tiempo la desmiente, en este movimiento el yo se escinde, desde la parte perceptiva de la conciencia reconoce la percepción de la castración, pero el deseo inconsciente que se presenta al mismo tiempo la desmiente la reniega. Hay conciencia de la falta estructural que remite simbólicamente a la falta de pene en la mujer, aunque en exactitud nada falte. Se significa el hecho evadiendo la angustia. Por este motivo la perversión es una postura que toma el sujeto ante la angustia. Su defensa es la desmentida.

Lacan determina la perversión como una estructura clínica. Cada una de las estructuras clínicas, la neurosis, la psicosis y la perversión, son formas de respuesta a la historia sexual infantil que se desenvuelve en el complejo de Edipo y el complejo de castración. Es preciso diferenciar cuando un sujeto es un auténtico perverso o cuando un neurótico o psicótico presenta un rasgo de perversión. Un auténtico perverso es un sujeto que “ya sabe todo lo que hay que saber sobre el goce” [2] señalaría Miller.

Para Lacan la perversión es una forma que tiene un sujeto de ubicarse en relación con la pulsión, como objeto de esta, como el medio para el goce del otro. “Lo que define a la perversión es justamente la manera como el sujeto se coloca allí” [3]. La significación del significante primordial se conserva, pero se reniega contra ella constantemente. El sujeto persiste capturado en la dialéctica del ser y el tener, la terceridad será reconocida para no renunciar a refutarla como desafío y transgresión.

El Funcionamiento del sujeto

El sujeto perverso cuenta con la destreza para localizar y activar en el Otro los puntos que incitan su angustia. Su posición ante el goce se especifica por el deseo y la voluntad de hacer gozar al Otro, traspasando la inhibición de sus represiones inconscientes, se dedica con tenacidad a recuperar ese goce perdido y devolverlo al Otro. Su afán es “dar a ver y a creer. que el goce puede volver a habitar el cuerpo”. [4]

Sus relaciones están atiborradas de saber, no es presa de su deseo como el neurótico, procede donde los otros dudan.

EL saber sobre la falla del Otro produce en él una fe inalterable, el Otro puede completarse. De ahí que Lacan afirme que el perverso es “un defensor de la fe…un singular auxiliar de Dios”. [5]

La falta no se ubica de su lado como ocurre en el neurótico que coloca el a en el campo del Otro, el perverso hace que su partenaire se haga cargo de la falta, que sea portador de la angustia. Tampoco ubica en el Otro la causa de su deseo. Se presenta identificado al objeto perdido quedando del lado del a ofreciéndose al Otro para que goce de él para servir de esa manera como “instrumento del goce del Otro”. [6]

En la estructura de su fantasma, el fetiche no es el objetivo de su goce perverso sino el objeto que causa el goce. El fantasma se invierte y eso es lo que define la posición perversa, ocupa el lugar de objeto para alcanzar la división subjetiva en el partenaire apuntando a saber lo que el Otro quiere para gozar, así se convierte en el a del Otro y su fantasma aparece como respuesta al interrogante por el goce del Otro.

Uso del dispositivo analítico

Mientras que la neurosis se caracteriza por una pregunta, la característica de la perversión es la falta de pregunta, hay respuesta, esto hace también a la dificultad para que un sujeto perverso pida ser analizado.

Ocasionalmente se analizan, si bien su inconsciente está igualmente estructurado como un neurótico, el psicoanálisis debe acudir a la literatura para teorizar sobre ellos. Consultan obligados por algún familiar o por imposición de un juez, otras veces para adquirir cierto goce transgresivo valiéndose del analista, en algunos casos porque su fantasma no les resulta suficiente para obturar la castración del otro, porque presentan dificultades para ponerlo en práctica. Su sufrimiento puede aparecer porque la defensa perversa no funciona o por el fracaso temporal de la voluntad de goce, llegará padeciendo angustia, pero no padecerá un síntoma que permita ser analizable.

Obtener el diagnóstico de estructura es muy importante para adecuar la posición del analista, le permitirá estar advertido, aún así, no excluye que en cierta medida se deje embaucar volviéndose testigo o cómplice y esto hace que sea inviable el análisis. Si logran insertarse en el dispositivo analítico rápidamente le intentarán disputar al analista el lugar de objeto.

El saber reservado es un componente constitutivo de la posición perversa, el sujeto buscará decir el goce que aflorará sin límites, hay una voluntad de decir todo. Su deber con el decir es absoluto, puede aparentar ser un eminente cumplidor de la regla fundamental pero no se detiene donde el neurótico suele hacerlo, en la timidez, la cobardía, la vergüenza y otras formas de división respecto a la sexualidad. Apunta a restablecer lo que no puede ser dicho, mientras que el cumplimiento de la regla fundamental en un neurótico va en una dirección contraria, intentando ubicar un límite en el decir. Es posible que revele acciones delictivas en una progresión calculada, que coloque al analista en situaciones de compromisos morales o que relate sucesos perversos de manera obscena, buscando llevarlo al límite, en todos los casos se trata de la renegación que el analista estará atento a desbaratar. Se sabrá servir, abusar y poner a prueba el secreto profesional.

Particularidades de la transferencia.

A Lacan le interesa cómo el perverso tapona la castración del Otro aspirando producir un sujeto completo, no castrado, condición para angustiar a cualquier partenaire y para hacer dificultosa la transferencia.

El perverso se posesiona como Sujeto Supuesto Saber Gozar, invierte la fórmula del fantasma colocando al analista en lugar de soportar la angustia y la castración. Su lugar en la escena es ubicarse como el objeto de goce del analista sin poder suponerle un saber, imposibilitándolo a que sea semblante del objeto a de su fantasma y pueda sostener su falta. No demandará un signo de su amor, porque el amor requiere de una falta. La posición que propone genera barreras para instaurar una transferencia de amor que oficie como el motor de la cura, barreras que tornan dificultoso llevar adelante un análisis.

Es claro que el método Psicoanalítico no fue creado para analizar perversos, esto no implica que sea propicio retroceder ante la perversión, para poder avanzar es preciso que se instaure una neoformación, implantando una neotransferencia, si las condiciones no están reunidas para esto el analista quedará expuesto a instalar un contrato perverso sin posibilidad de analizar.

La posición del analista y el estilo de las intervenciones serán diferentes que en la neurosis. Se lo interpreta no desde la represión sino desde la desmentida de la castración. El enfoque de la escucha será decisivo, se escuchará evitando quedar captado con el testimonio renegatorio, apuntando a desbaratarle la renegación sin ubicarse como el destinatario de los afectos de odio o angustia que muchas veces genera el impedimento de renegar. Será útil un desplazamiento de la escucha, que impida fijarla en la mostración de que su fantasma no lo avergüenza como al neurótico y en el relato detallado de las particularidades de su goce. El sujeto que hay que escuchar es el que distingue la falta y se angustia. Por otra parte, sabemos que desde los textos Freudianos estaría contraindicada una posición moralista, esto no significa que sea apropiado impulsar una psicología del yo que recuse la realidad sexual del inconsciente del sujeto.

Es preciso que se pueda instalar una cierta legalidad en el curso del tratamiento enfocado a que no disfrute del placer de la transgresión, tratando de establecer compromiso de sus actos.

Para esto el analista tendrá que soportar que el sujeto busque cubrir su falta, al decir de Miller “La actividad perversa consiste en afanarse en transformar el agujero en tapón” [7]. Intentando siempre devolver al otro el objeto a.

Es un complejo trabajo colmado de limitaciones, de fraudes; donde la más pequeña revelación del analista deseante puede ser admitida como una intrusión que tenga como consecuencia extraviar el trabajo y a veces obturarlo

¿La Perversión se cura?

Desde el lugar del analista se debe tener presente que la perversión es una postura que el sujeto asume ante la angustia y una fe extrema en un goce. “Se sostiene la creencia única en un goce supuestamente compartido, en el que aquello que el sujeto experimenta en su propio cuerpo coincidirá con lo que supone en el Otro”. [8] Esta coincidencia ficticia “es el núcleo de su fe”. [9] Cuando un perverso consulta hace un llamado al Otro para que le muestre una diferencia y le prohíba inconscientemente, permitiéndole así que haya falta y pueda desear.

Sabemos que no hay posibilidad de cambio de estructura, Las estructuras subjetivas no cambian con el período de análisis; son fijas, no se trata de convertir a un perverso en neurótico sino dar prioridad a su posición subjetiva y a la actitud que asume el sujeto frente a su padecer.

La referencia al significante paterno no está ausente, por lo tanto, es posible estimularlo a cambiar la respuesta por el goce del Otro por la pregunta por el deseo del Otro.

La meta es construir algo que tome la solidez de un síntoma analizable y logre extraerse de esa construcción el sello de la repetición. Buscar la manera de que el sujeto vaya perdiendo convicción de su fantasma. Para esto deberá tener cierta renuncia al goce, obtenida por verse empujado por el sufrimiento del síntoma construido, así en alguna medida lograría desistir de trabajar incansablemente para que el Otro goce haciéndose él su instrumento.

El analista será constantemente puesto a prueba, tendrá que despojarse del goce que le propone.Si se está en sintonía con el deseo del analista no habría motivos para no intentar esta travesía, sin dejar de lado que para estos casos la dirección de la cura tiene que ser considerada desde la renegación de la castración.Si el sujeto no abandona el tratamiento cuando se le interpreta la castración del Otro y la propia, hay posibilidad de un cambio de posición subjetiva o se conseguirá concluir que finalmente no se trataba de un auténtico perverso.

NOTAS

  1. Freud, S. (2008). Obras completas de Sigmund Freud. Volumen VII. Tres ensayos de teoría sexual y otras obras. Buenos Aires: Amorrortu.
  2. Miller, J. (2005). Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires: Paidos.
  3. Lacan, J. (1964-65) El Seminario, Libro 11: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
  4. Lacan, J. (1968 -69) El Seminario, Libro 16: De un Otro al otro. Buenos Aires: Paidós.
  5. Lacan, J. Op.cit.
  6. Lacan, J. (1979-60) Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. En Escritos. México Siglo XXI.
  7. Miller, J.A. (1985 -86). Extimidad, Buenos Aires: Paidós.
  8. Chorne, M. y Dessal, G. (EDS.) (2017) JACQUES LACAN El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea. Fondo de Cultura Económica de España, S.I.
  9. Chorne, M. y Dessal, G. (EDS.) Op.Cit.