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Revista Repique

Repique 4

El cuerpo en tiempos del Coronavirus. Una mirada desde el psicoanálisis

Analia Barbery

La pregunta sería ¿Cómo acomodar el cuerpo a un doble encierro?, el de su encierro propio por su condición de materialidad y límite, y el otro al que somos convocados hoy por la presencia de esta pandemia.

Lacan postula, que el parlêtre no tiene cuerpo, cree tenerlo. Esta creencia se ve cuestionada hoy bajo la pregunta, ¿qué hacemos con el cuerpo?, con este cuerpo llamado a estar quieto y encerrado.

Es entonces que aparecen las respuestas y ofrecimientos vía online (claro está) de qué hacer con este cuerpo; clases de yoga, mindfulness, conciertos de artistas en vivo, clases de cocina saludable, y una lista que se podría tornar interminable.

Desde el psicoanálisis, y más precisamente desde Freud se postula que el hombre se la pasa produciendo órganos (aparatos) que amplifican el cuerpo. Pero en todo caso, el cuerpo es por excelencia el órgano con el cual el sujeto se proporciona los modos de representación imaginaria de este mundo. A su vez dicha representación (que nos calma) no nos da ninguna certidumbre de que el mundo como tal existe.

Lo constatamos hoy, cuando esas “certezas”, ese saber hacer, que creíamos tener se ve conmovido.

Entonces podríamos pensar, que aparece la dimensión real del cuerpo, en términos de pulsiones, aparece una relación de malestar con el órgano, con el cuerpo.

El cuerpo como órgano de todos los órganos (dimensión material de existencia) es el que le permite al sujeto, por lo que le pasa, tener la certeza que estamos como vivos presentes.

Y no se trata de una visión fisicalista, por el contrario, es el cuerpo que nos permite inscribirnos en el mundo.

Lo observamos en un niño cuando va con su dedito índice y lo hunde en algún sitio, intentando hacer un agujerito allí.

Abrir huecos para ubicarse en ese mundo, es utilizar el cuerpo no como representación, sino como un modo de inscribirse, como signo de presencia en el mundo.

Se tratará entonces en estos tiempos de un saber hacer nuevo con este cuerpo.

Nuevas inscripciones, que incluso los analistas nos vemos convocados a pensar a la hora de trabajar con cuerpos que no están presentes en los consultorios.

Hacer nuevos huecos para poder ubicarnos, nuevas inscripciones; será una tarea singular, no solo de cada sujeto, de cada familia sino también de cada sociedad.