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Revista Repique

Repique 5

Del nombre del padre al nombrar para. Nuevas manifestaciones sintomáticas en la pubertad.

Analía Barbery

Quiero comenzar con lo que propone Alexandre Stevens [1], que plantea a la adolescencia como síntoma de la pubertad.

Ya Freud al término pubertad le dio toda su importancia en su obra. Indicando que luego de la infancia se presentan cierto número de elecciones de manera no definitiva, que se actualizarán en la adolescencia, más adelante el adolescente deberá volver a pasar por esas elecciones.

Lacan en el “despertar de la primavera" en Otros escritos menciona que el asunto de lo que es para los varones hacer el amor con las chicas, no es sin el despertar de sus sueños[2], es decir las llamadas poluciones nocturnas.

Alude aquí a algo clínico, que nos interesa. Es un efecto inaugural, lo que estos primeros sueños producen en el cuerpo.

Este despertar al encuentro con la sexualidad en un cuerpo, es algo que se produce siempre con la mediación del ICC. Freud ya nos enseñaba que el sueño es la vía regia al ICC.

Este púber se encuentra con un cuerpo del que no es dueño, un cuerpo al que le pasan cosas más allá de él. Alude a la irrupción de un goce éxtimo frente al cual no sabe cómo responder.

Este impacto del ICC en lo pulsional, tiene efectos en cada sujeto. Algunos autores sugieren que se produce cierta vacilación fantasmática, ya que es el encuentro con lo Real. [3]

En este tiempo se presenta más que nunca lo que Lacan menciona como la no relación sexual. Esta inexistencia de la relación remite a la dificultad de saber hacer en lo referido al sexo.

La definición de síntoma que propone Miller encontraría resonancias con el planteo de Stevens. Miller propone al síntoma como un modo, como una respuesta posible a ese real imposible. La adolescencia sería entonces esa respuesta sintomática posible que el sujeto va a aportar a la no relación. Es el arreglo particular con el cual organizará su existencia.

Sobre la transmisión

Me interesa particularmente tomar el punto donde Lacan verifica la función fundamental de la transmisión. Y que es por la vía de la madre que algo se transmite. Agrega que no basta con el Nombre del Padre, hace falta su traducción, es lo que se transmite por la vía del significante.

En de una cuestión preliminar, Lacan presenta una versión de la metáfora paterna en la que la madre funciona en un primer tiempo a través de su deseo sin ley que escribe DM, diferenciándolo así del deseo (con d), pero que luego necesariamente -y en el mejor de los casos- se articulará al significante del NP.[4]

En la medida que una mujer ama desde su posición de NO toda, la dialéctica amorosa con su hijo queda articulada a su posición más allá del orden fálico. Es así que se incluye la transmisión de la falta, es decir una mujer que desea más allá del hijo. Esto es lo que retorna en la subjetividad del niño como enigma del deseo del Otro. Este enigma es lo que se transmite, así el sujeto se constituye en el campo del Otro bajo la pregunta ¿qué quiere el Otro de mí?

Lo que expone Lacan en la clase 10 del seminario 21 me resulta un hallazgo, es algo que parece que dice al pasar, es su estilo, pero nos deja ahí, dando vueltas sobre ello. En esa clase hace toda una referencia sobre lo que concierne al hablar, al decir, y al registro imaginario.

Formula la incidencia de esta época articulada al Nombre del Padre. Y va a decir: "Hay una historia, aunque no sea forzosamente la que se cree, lo que vivimos es muy precisamente esto: (...) curiosamente la pérdida, la pérdida de lo que se soportaría en la dimensión del amor, -amor al Padre agregaría yo- si es efectivamente no la que yo digo “a ese nombre del Padre se sustituye una función que no es otra cosa que la del “nombrar para”. Ser nombrado para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente sustituir al Nombre del Padre. La madre generalmente se basta por sí sola para designar su proyecto... (p.93)". [5]

Lo social va a decir, toma un predominio de nudo, y produce la trama de tantas existencias, él detenta ese poder del “nombrar para” al punto que se restituye con ello un orden que es de hierro.

Freud planteaba en el “Malestar de la cultura” al rito de iniciación como uno de los modos que la sociedad tiene de limitar los excesos pulsionales.

El ritual históricamente ha servido como el modo de anudar el cuerpo al Otro social [6], en el rito hay una legitimación, se transmite algo. Esto ya no aparece en las sociedades actuales, por lo menos no en las occidentales.

Sabemos que la modernidad trajo consigo la constitución de la familia nuclear y una moral civilizatoria en la cual prevalecía una ética del sacrificio y la renuncia pulsional en pos del bien común. Allí el padre encarnaba la función de brindar los significantes de la tradición que organizaban y ordenaban la familia, los grupos y las comunidades.

En la sociedad actual el padre pareciera que ya no encarna esa función, el discurso de las ciencias reduce al padre a "lo biológico" o incluso se prescinde del padre para ese proyecto de hijo.

A su vez el discurso capitalista, produce una sustitución de la ley del padre por la ley del mercado. Lo que rige las relaciones entre los sujetos hoy es el imperativo de goce, bajo la ley del mercado.

Al no encontrar al otro de la tradición, ni en sus referentes una marca simbólica que les permita vivir de un modo más pacificador su goce, los jóvenes recurren a su primer Otro, el cuerpo.

Por esta vía es que observamos a nivel clínico una frecuencia cada vez mayor del uso de los cortes o lesiones en el cuerpo como un modo de hacer algo con eso que excede. Por otro lado, estas prácticas que habitualmente se daban más sobre la adolescencia, comienzan a manifestarse en los púberes. Algunas aparecen como un modo de poder parar con ese exceso. Arreglos que algunas veces se sostienen durante un tiempo, en forma solitaria y que no adquieren la forma de un llamado al Otro sin producir verdaderas salidas de la escena.

Otras más relacionadas a nuevos modos de identificación a sus pares. Cierta práctica o “juego” con una intención de mostrarse al otro semejante. Dimensión imaginaria que marca esta época.

Una clínica viva

El corte forma parte de una práctica extendida en el campo de la pubertad y de la adolescencia.

La última enseñanza de Lacan (orientada por lo Real) puede contribuir a una mejor lectura de la subjetividad actual, los púberes y los adolescentes son también la subjetividad de la época.

Ellos hablan de una angustia, una energía que no pueden dominar, y el corte viene a dar cauce a ese exceso, y sentido a lo que en algunos casos es un punto de falta de significación. ¿Qué esa falta de significación aluda a la falta de NP? no se podría asegurar, tampoco generalizar. Quizá cierta práctica generalizada nos indique sí que el significante del NP como articulador central está perdiendo sus privilegios. Graciela Brodsky en la presentación del libro “La conversación clínica”, mencionó que el Nombre del Padre no es más que un síntoma, contingente, que nos ha servido para regular algo de goce. Entiendo que como analistas nos convoca poder leer, qué nuevos síntomas, qué nuevas apoyaturas encuentran los jóvenes de hoy para que algo termine de operar.

Por último, retomando el comentario con el que abrí, como nos enseña Miller, nuestra clínica no es la de la última palabra, es una clínica continuista, del uno por uno. ¡Una clínica viva! y que nos pone al trabajo todo el tiempo.

NOTAS

  1. Stevens Alexandre (2019). La adolescencia, síntoma de la pubertad. Recuperado de: https://www.fort-da.org/fort-da13/stevens.htm#:~:text=Ante%20el%20encuentro%20de%20un,se%20tropieza%20en%20la%20pubertad
  2. Lacan J. (2012). Otros escritos. Buenos Aires. Paidos
  3. López Guillermo (2019). Adoles(seres). La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes. Grama ediciones.
  4. Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis.
  5. Lacan J. (1973-1974). Seminario 21. Les don-dupes errant. Texto inédito.
  6. López Guillermo (2014) Lo que quema del cuerpo en la adolescencia. Recuperado de: http://www.revistavirtualia.com/articulos/161/bordes-de-la-practica/lo-que-quema-del-cuerpo-en-la-adolescencia