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Revista Repique

Repique 5

Transferencias y adolescencias contemporáneas

Paula Micol, Alicia Plada, Ma Noel Sarauz

Este año hemos transitado por los diferentes conceptos que conforman lo que Lacan definió como transferencia. El abordaje del trabajo analítico con adolescentes implica un desafío, exige a los analistas la escucha atenta y creativa de cada sujeto que llega con su sufrimiento al dispositivo analítico. Desde este lugar de practicantes del psicoanálisis debemos preguntarnos en cada caso en qué lugar somos ubicados en la transferencia por el adolescente.

A partir del material con el que contamos, posicionarnos en una forma de trabajo, saber maniobrar en respuesta a la singularidad del padecer del sujeto que nos convoca. Dado lo extenso y vasto de la producción teórica en relación a la transferencia, nos referiremos a algunos desarrollos, de modo de realizar una articulación con nuestro tema elegido; adolescencia.

Adolescencia(s)

La noción de adolescencia no es en sí misma un concepto psicoanalítico, pero es un significante que nos permite ubicar ese pasaje entre la niñez y la vida adulta, y como significante cambia con los discursos de época y culturales; cambiando así las manifestaciones subjetivas adolescentes. Si bien podemos ubicar y caracterizar este tiempo vital, no es nuestra intención contribuir a una homogeneización de las adolescencias, pues cada sujeto transita esta experiencia de forma única y singular.

Freud ligado a su época en el texto “Las metamorfosis de la pubertad” (1905) nos habla de las alteraciones que vive el sujeto en su cuerpo junto a nuevos movimientos pulsionales y encuadra estas transformaciones dentro de una etapa evolutiva. Plantea que ahora la pulsión sexual tiene una nueva meta, dejaría de ser autoerótica para encontrar el objeto sexual. Subraya: “Ahora es dada una nueva meta sexual; para alcanzarla, todas las pulsiones parciales cooperan, a la par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital” (Freud, 1905, p.189). En la infancia, junto con la caída del Edipo la energía pulsional queda escindida diferenciándose la energía sensual de la ternura. En la pubertad estas corrientes se unen nuevamente para ser dirigidas hacia un nuevo objeto sexual exogámico.

Posteriormente Lacan en su “Prefacio del despertar de la primavera” dice que esta obra hace referencia a “el asunto de lo que es para los varones hacer el amor con las chicas, marcando que ellos no pensarían en esto sin el despertar de sus sueños.” (Lacan, 1974, p 587).

El psicoanalista Domenico Cosenza miembro de la Scuola Lacaniana di Psicoanalisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis puntúa esta idea en su conferencia “El adolescente y el encuentro con lo real: efectos traumáticos, respuestas, soluciones”[1], planteando que el inconsciente tiene el poder de producir a través de la experiencia del sueño una experiencia de goce, dice que en el sueño se idealiza el encuentro con lo real, y que el inconsciente a través del sueño es causa de goce a nivel del cuerpo. Cosenza hace énfasis en la “dimensión de lo puberal”, en el hecho de que en este momento el sujeto experimenta varias transformaciones corporales, dejando un cuerpo infantil, para habitar un cuerpo pulsionalizado y descubriendo que no tiene control sobre estas transformaciones, que no es el Amo de su cuerpo y que estos acontecimientos no dependen de su voluntad.

Las dimensiones de lo pulsional y de lo real confluyen haciendo que los cambios corporales tengan efecto a nivel inconsciente y que las manifestaciones del inconsciente (sueños eróticos) encuentren expresión en el cuerpo (Cosenza, 2020).

Se supone que en este tiempo el deseo deja de dirigirse internamente tomando como dirección el cuerpo de un partenaire. Pero para muchos adolescentes esta redirección fracasa, no siendo nada fácil concretar la inscripción en la dialéctica amorosa y sexual.

Marcela Errecondo en su texto “Palabras provocadoras en los adolescentes” subraya: “Para aquellos adolescentes a quienes el régimen del padre no le ha dado la función significante necesaria para acomodarse en la vida -el padre no ha podido velar el objeto real dándole un nombre a lo real- y se encuentra sin el padre qué nombre, se le hace más difícil encontrar la salida” (Errencondo, 2009,)

Muchas veces esto lleva a desencadenar una amplia gama de soluciones fallidas, desde trastornos alimenticios, hasta diferentes tipos de adicciones, como solución alternativa al fracaso de la tentativa del sujeto de inscribirse en esta dialéctica.

Cosenza plantea la siguiente hipótesis: “el problema está en la entrada en la adolescencia más que en la salida, hay un problema de salida porque no hay acceso a la entrada” (Cosenza, 2020), el sujeto no logra entrar en el campo del deseo y ante este fracaso del encuentro con lo real elabora alternativas que vienen del lado de la pulsión de muerte, y la dificultad de hacer lazo.

En este momento de transformaciones los adolescentes inician un camino hacia la invención de una nueva identidad, una nueva forma de nombrarse, distinta al nombramiento que recibieron en la infancia y que ahora sienten ya no les pertenece. Entonces el adolescente comienza a plantearse su vida, buscando un sentido a su existencia, intentando significar la vida y la muerte. Es en esta búsqueda de sentido y de nuevas identificaciones que se produce el desasimiento de la autoridad parental, momento a partir del cual el grupo de pares, influencers, youtubers, redes sociales, etc.,adquieren gran relevancia.

Luciano Lutereau, psicoanalista argentino, en su libro “Esos Raros Adolescentes Nuevos Narcisistas Desafiantes Hiperconectados” plantea el problema acerca de que nuestra cultura carece de adultos dispuestos a escuchar y habilitar la palabra de los adolescentes. Sin embargo para los jóvenes, existe más de una categoría de adulto; por un lado está la serie de padres, educadores y otros adultos de su entorno más cercano, y por otro lado se encuentran otros adultos, más lejanos a las figuras parentales, que sirven de modelo y de interlocutor para los jóvenes. Pueden ser personajes del deporte, de la música, del cine, etc. Son los que llamamos “ídolos”. Lutereau dice que “el ídolo se caracteriza por no tener edad, no es otro adolescente, tampoco es un adulto". Y remarca la importancia de su constitución, por considerar que es “la primera figura que descompleta la serie parental”. (Lutereau, 2019).

El uso de las nuevas tecnologías ha permitido la invención de nuevos modelos e ídolos para los adolescentes, como los gamers, los youtubers, los tiktokers, quienes pueden influir en las construcciones de estas nuevas subjetividades y que de hecho llevan el nombre de influencers.

Esta influencia trasciende al sujeto llegando a incidir en las figuras parentales quienes recurren a ellos en busca de apoyo y orientación con ciertas problemáticas que aquejan a sus hijos.

Esto implica que el analista debe asumir el desafío de estar actualizado con respecto a las subjetividades adolescentes, ante los nuevos fenómenos, nuevas expresiones del síntoma y de su malestar. Interrogarse en su quehacer e interpretando la subjetividad de la época.

Jacques Alain Miller, en su escrito “En dirección a la adolescencia”, plantea que en cuanto a la adolescencia en psicoanálisis nos ocuparemos de temas principales como la salida de la infancia, la diferencia de los sexos y la intromisión del adulto en el niño. Y nos plantea un aspecto novedoso respecto a pensar la adolescencia actual: la procrastinación, una prolongación de la misma. A esto podemos agregar además, prolongan su salida sin saber muchas veces donde se dirigen, desbrujulados, con el objeto deslocalizado, los objetos sueltos, y en donde el mundo digital tiene su incidencia, de la mano de la devaluación del lugar de saber depositada en los adultos.

¿Dónde está el saber para esta prolongada adolescencia?: al alcance de la mano, portan el objeto en el bolsillo -utilizando la metáfora en relación a la psicosis, donde el psicótico tiene el objeto a en el bolsillo-, no está en el campo del Otro, no hay que extraerlo del Otro pasando por la dialéctica del deseo. Ya no recurren más a las estrategias de antaño, seducción y obediencia, para conseguir algo del Otro.

El saber está en el bolsillo. Miller lo define como una “autoerótica del saber”. Basta con tomarlo y hacerle una pregunta. Con la inmediatez de la respuesta. ¿Una posible consecuencia para nuestra clínica?: la dificultad en la instalación del lugar del sujeto supuesto saber y un esfuerzo de nuestra parte como analistas practicantes en instalarlo y sostenerlo.

Transferencia en la clínica con adolescentes

Podemos servirnos del caso emblemático de Freud, Dora, quien era una adolescente, para observar las maniobras que Freud se plantea en la cura y como la transferencia al ser interpretada por Freud se estanca en transferencia negativa.

Es en el caso Dora donde Freud plantea que la presencia del analista es relevante en la lógica transferencial.

Lacan plantea que el psicoanálisis es una experiencia dialéctica, y que el caso Dora es expuesto por Freud como una serie de inversiones dialécticas. Para Lacan: “…la transferencia no es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la dialéctica analítica, de los modos permanentes según los cuales constituyen sus objetos” (Lacan, 1951, p. 214). Así mismo dirá que interpretar la transferencia es “llenar con un engaño el vacío de ese punto muerto”, y que a pesar de ser un engaño esto sirve igualmente para volver a lanzar el proceso.

La transferencia se funda cada vez que el sujeto se ubica frente al analista dirigiéndose a éste como un sujeto al que se le supone un saber (Lacan, 1964). Es decir, la transferencia surge a partir de que el sujeto supone un saber en la persona del analista de aquello que lo aqueja.

Debemos partir de la idea que plantea Lacan acerca de que la transferencia no se da sólo en la relación analista-analizante, sino que también puede darse fuera, si bien es en la consulta donde encuentra sus fundamentos estructurales. En este sentido podríamos decir que esa otra transferencia es la que establecen los adolescentes con los referentes sociales, en este caso (youtubers, influencers, etc,) se trataría de esa otra transferencia no estructurada.

Tengamos en cuenta que la transferencia tiene carácter inconsciente, este según Lacan es “la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel en que el sujeto se constituye por los efectos del significante” (Lacan, 1964, p.132), el sujeto adolescente está constituído, formado por estos significantes que ahora en este momento vital se pondrán en juego más que nunca. Si bien desde una óptica positiva, buscará alejarse o separarse de las figuras parentales, esos significantes lo condicionarán hacia la dirección que tomarán en busca de otras figuras que sirvan de “modelos”.

Si hablamos de transferencia debemos al menos hacer referencia a algunos puntos donde existen diferencias entre lo que plantea Freud y Lacan. Para Freud “...consiste en invocar su sensatez para hacerle notar el carácter ilusorio de algunas de sus conductas en el ámbito de la relación con el analista”, al decir de Freud, la transferencia se interpreta. En cambio Lacan refiere que sólo se interpreta el inconsciente, por medio de los lapsus, equivocaciones, chistes, etc. podemos verificar tal idea “...el inconsciente es el discurso del Otro”. “... que la beldad con quien uno quiere hablar está detrás de postigos, esperando, como quien no quiere la cosa, poder abrirlos otra vez.” (página 137). Finalmente plantea que este tema se convierte en una paradoja acerca de cómo conviene tomar la función de la transferencia. Un tema que no da por acabado, sino todo lo contrario.

Analistas orientados por lo real

El sujeto adolescente necesita encontrar para encontrarse, podemos advertir que pueden dirigir esa búsqueda para muchos puntos, buscan enfocarse para tomar lo que les hace falta para constituirse como sujetos separados de sus referentes adultos. Referentes que muchas veces no ofician de tal, complicando la salida al menos satisfactoria de un proceso muy complejo.

Entonces, surge la siguiente interrogante ¿dónde buscan y por qué llegan los adolescentes al consultorio?

Vemos en nuestra contemporaneidad la variedad de opciones que están disponibles para los jóvenes que están ávidos de hacer con el desborde que los aqueja emocionalmente, con ese encuentro con lo Real. Un tiempo atrás esos referentes supieron ser los padres o adultos del entorno, hoy muchas veces esas figuras trastabillan o son demasiado frágiles para soportar y ofrecer esa contención.

Es aquí donde convocan el lugar del analista, padres desorientados con sus hijos desbrujulados, en busca de soluciones.

¿Y que busca el adolescente?

Alejandro Daumas en su libro, “La dignidad del niño analizante”, plantea la siguiente interrogante, como analistas, ¿que estrategias posibles ante un sujeto que elige el mundo virtual en detrimento del lazo, con el consiguiente efecto de rechazo?

Parece ser una falsa opción ubicarnos a favor o en contra del gadget. La cuestión la podemos pensar en relación a cómo hacerse partenaire de alguien para quien la dimensión del amor como tal parecería estar obstaculizada. O solo existe en la pantalla, u otra modalidad de goce solitario. Pensando entonces en que la estrategia analitica esta ligada a la transferencia, es decir al amor, una estrategia posible en estos tiempos de cuerpos desregulados, imágenes privilegiadas en detrimento de la palabra, es hacerse partenaire del adolescente, e introducir la posibilidad del amor en transferencia, ya sea como amor al saber, o como nueva forma de tocar el cuerpo.

Esto será caso por caso, permitiendo en cada encuentro que algo nuevo se escriba, algo nuevo que posibilite una nueva forma de arreglo con eso que no anda.

En el seminario VIII, Lacan introduce y elabora lo que a su entender encierra la palabra “ágalma”. En varios momentos hace referencia al deseo, a lo bello, al adorno, para adentrarnos en lo que para él este lugar del ágalma significa.

“Ágalma puede perfectamente significar ornamento, adorno, pero aquí es, ante todo, joya, objeto precioso-algo que está en el interior” (Lacan, 1960, p. 164) objeto precioso que el otro puede dar para embellecerse.

Al tomar las palabras de Lacan podríamos decir que el sujeto se encuentra subordinado en la relación analítica “bajo las órdenes de quien los posee...esos ágalmatas”. El analista ocupa ese lugar de objeto para luego caer.

Algo podrá tener el analista, ese algo parece ser el deseo, el deseo de emprender la búsqueda del saber, de ofrecer al adolescente otro encuentro, un mejor arreglo o una nueva invención singular.

Hay distintos objetos y lugares que los jóvenes siguen, youtubers, influencers etc. quienes podrán servir de “espejo” donde identificarse, incluso dirigirles preguntas como un Otro experimentado, famoso, con brillo agalmático del tener y ser.

En cambio el saber que se le adjudica al analista, es en otro lugar, ubicándolo en relación al lugar de adulto que brinda otra escucha, y algo se produce allí, que el sujeto adolescente decide volver a la consulta. Y desde ese lugar se le acompaña en el proceso de buscar ese saber en él mismo.

Dice Lacan que el ágalma es el punto principal del encuentro analítico; “...aquello que encontramos en un ser cuando lo amamos verdaderamente.” (Lacan, 1960. p. 174).

Pero el saber ha perdido su brillo de agalma, dando pase al empuje de la lógica del tener, más que el ser.

Ante esto, es posible encontrar la dificultad en instalar el amor de transferencia en el trabajo con las adolescencias, ya sea en la clínica o espacios institucionales, ¿que tiene el psicoanalista para ofrecerle en esta serie de objetos a su alcance?, su deseo de analista, que fuerza por la vía del amor, vía que parece ser más fundamental que en otros tiempos ante el empuje a gozar sin límites.

BIBLIOGRAFÍA

  • Cosenza, D. (2020, octubre 7). El adolescente y el encuentro con lo real: efectos traumáticos, respuestas, soluciones. Departamento de estudios sobre adolescencia. https://www.facebook.com/107204327447984/videos/754851645090559/
  • Errecondo, M. (2009). Palabras provocadoras en los adolescentes. In Psicoanálisis con niños y adolescentes 2. Políticas, prácticas y saberes sobre el niño. (pp. 103-107). Grama Ediciones.
  • Freud, S. (1905). Las metamorfosis de la pubertad. In Tres ensayos de la teoría sexual (p. 189). Amorrortu.
  • Lacan, J. (1951). Intervención sobre la transferencia. In Escritos 1 (p. 214). Paidós.
  • Lacan, J. (1960). Seminario 8 La Transferencia. Paidós.
  • Lacan, J. (1964). Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós.
  • Lacan, J. (1974). Prefacio a El despertar de la primavera. In Otros Escritos (p. 587). Paidós.
  • Lutereau, L. (2019). Esos raros adolescentes nuevos. Narcisistas, desafiantes, hiperconectados. Paidós.
  • Miller, J. A. (n.d.). En dirección a la adolescencia. Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, 28. http://elpsicoanalisis.elp.org.es/numero-28/en-direccion-a-la-adolescencia/

NOTAS

  1. Cosenza, D. (2020, octubre 7). El adolescente y el encuentro con lo real: efectos traumáticos, respuestas, soluciones. Departamento de estudios sobre adolescencia. https://www.facebook.com/107204327447984/videos/754851645090559/