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Revista Repique

Repique 5

Todo bajo control

Carolina Prieto, Adriana Viggiano

La película muestra la historia de una joven anoréxica de 20 años que habiendo intentado su recuperación en diferentes clínicas, vuelve por cuenta propia a casa de su padre. La reciben su madrastra y su media hermana. Su padre está "ocupado con el trabajo" (y con esta excusa no lo vemos en toda la película), mientras que su madre biológica vive en otra ciudad y dice tener sus propios asuntos que resolver antes de ir a verla.

Su aspecto físico preocupante impulsa la decisión de sus familiares, a una nueva internación, ésta vez en una clínica de tratamiento no convencional. Donde no tiene estrictos controles, poca presencia de técnicos, que apunta a la autonomía, un mobiliario sin puertas que impiden la privacidad y dormitorios compartidos.

Allí se vincula, entre otros con un paciente, Luke, único chico de la clínica donde puede verse quizás un lado más afectivo no tanto a la defensiva, para con el otro. Y lo que podría pensarse como un vínculo “salvador” éste se quiebra dando lugar a una recaída en la paciente. Finalmente, harta de lo mismo, Ellen abandona la clínica dirigiéndose ésta vez a su casa materna. La recibe una madre de aspecto depresivo, le dice que la quiere mucho pero si continúa con la decisión de morirse, ella lo aceptará. Que ya no luchará más contra eso. Frase que condensa lo que genera el comportamiento de Ellen en los demás.

Reflexiones

Basamos nuestra reflexión en el libro “La última cena. Anorexia-Bulimia” de Massimo Recalcatti. que a diferencia del DSM V que encuentra a la “anorexia nerviosa” diferenciada de la bulimia, éste autor basa su enfoque en que “anorexia y bulimia son dos caras de la misma moneda. Son simples alternativas en antagonismo. La lógica que inspira el discurso “anorexia-bulimia” es una sola, la dialéctica entre la pulsión y el ideal, dentro del cual el polo anoréxico y el polo bulímico, constituyen los índices de una sola oscilación, en lugar de indicar dos posiciones subjetivas diferenciadas.

En un primer momento aparece la enfermedad con la drástica restricción alimentaria, en un segundo momento tiende a transformarse en bulimia. El ideal anoréxico del cuerpo delgado continúa gobernando en la bulimia. El vómito tiene como objetivo preservar la imagen de cuerpo delgado, por lo cual podríamos decir que la bulimia es un dialecto de la anorexia. La bulimia, un descarrilamiento del proyecto anoréxico, su derrumbe”.

La enseñanza clínica de Lacan nos muestra cómo pensar la posición del sujeto en términos estructurales, la anorexia-bulimia indica un fenómeno enmarcado en la estructura del sujeto. El discurso intenta en algún sentido ordenar la relación del sujeto con el Otro, por eso está bueno pensarlo desde estos tres vértices, ESTRUCTURA-FENÓMENO-DISCURSO. Es con el discurso y su lógica que la dirección de la cura se la tiene que ver.

Este es un film que brinda la posibilidad de pensarlo desde diferentes aristas, y de hecho nos disparó diversas reflexiones, como ser: el vínculo de Ellen con su familia, principalmente con su madre, una madre inasible que no está disponible nunca para ella. La deficitaria atención médica y psicológica que recibe, los internos parecen estar solos conviviendo en esta casa, bajo el cuidado de alguien que oficia de enfermera y así podríamos seguir.

Lo que en nosotras captó la atención desde una visión más analítica es: El lugar del Otro en la vida de Ellen, el modo en que ella se relaciona con el Gran Otro. Se observa claramente que no hay permeabilidad, hay un rechazo permanente a cualquier cosa o ayuda que se le ofrezca, venga de quien venga “mostrar que no desea nada”, trasladando la angustia al Otro (familiares, médicos, amigos). Son los padres, madrastra, hermana quienes demandan siempre que alguien la salve, internándola en diferentes clínicas.

En el transcurso del film, se observa a Ellen que, ante la insistencia de su entorno en encontrar una explicación a su actitud frente a la alimentación, “no quiera” decir o explicar su motivo. Por ejemplo, cuando se desviste frente a su madrastra para pesarse, ésta queda impactada frente a ese cuerpo que ve, y como por acto reflejo la cuestiona en seguida: ¿te das cuenta cómo te ves? ¿Crees que es lindo? ¿Harás algo al respecto? No responde. También su hermana le confiesa que tiene miedo de que se muera, y quisiera saber porqué hace eso, ¿porque no come? A lo que Ellen responde “Es económico invitarme, todo es mejor con el estómago vacío. Lo-tengo-bajo-control nada malo va a pasarme”

Preguntas que en general, no tienen respuesta, que caen a un vacío, no hay resonancia.

Parecería una dificultad de poner en palabras lo que le sucede, de no poder simbolizar, mostrándolo en su accionar. Es difícil comprender este fenómeno porque estos sujetos están posicionados, diría Freud más allá del principio del placer y el principio de realidad, ya que, en esta modalidad de goce no dudan en poner en peligro la propia vida.

Por otro lado Nieves Soria plantea que cuando el niño entra en la dialéctica de la demanda se construye una primera versión del otro como un lugar localizable, le devuelve al Otro eso que le viene de él, transformando de este modo el grito en llamado. Accediendo mediante esta operación, al orden simbólico. Y por consiguiente la dialéctica de la demanda ya implica cierta dimensión de la falta.

Nosotros en este caso, no sabemos cuál es la estructura de Ellen

En los casos de psicosis, la escena primordial está, pero no alcanza para dar una armazón simbólica, introducir un tercero, inaugurar sentimiento de ambivalencia amor/odio, sino que todo se desarrolla en la indiferencia, la desafectación. Falla el imaginario que permite el anudamiento con la vida.

¿Cómo habrán jugado estas instancias tempranas de anudamiento, de sostén, de la mirada materna, de la metáfora paterna y su apego a la vida, en la protagonista?

A lo largo de la película se describen aspectos de una madre que ha pasado por vivencias de soledad, de locura, de depresión sin saber ella misma de qué se trataba, más adelante pudo darse cuenta que había transitado por una depresión post parto, en absoluta soledad y sin el sostén de su pareja.

En el fenómeno Anorexia -Bulimia, sabemos que desde la función materna se responde con rapidez a satisfacer la necesidad de comer e interpreta cada demanda como si pidiera alimento. Pero sabemos que no alcanza con saciar el hambre sino que se trata de una satisfacción pulsional, incluido el amor y el deseo.

En una intervención médica al ver que Ellen se agravaba el doctor le dice, que en cualquier momento tendrán que entubarla por lo que le pide que deje de esperar que alguien venga salvarla, que es ella quien debe salvarse a sí misma. Es ella que tiene que hacer la demanda, y facilitar la permeabilidad con el Gran Otro.

En la estrategia clínica, buscando movilizarla desde algún lugar le pregunta cómo se siente con su nombre, para él Ellen no le sienta muy bien. Ella explica que es el nombre de la bisabuela materna. El médico le propone cambiarse de nombre, y al probar algunas opciones elige Elly, con el cual se siente muy cómoda y comienza a usarlo.

Esta intervención, pensamos, apunta a generar movimientos, tendientes a movilizar las identificaciones que la amarran al fantasma materno. Y esboza en algún punto esa función paterna, que falló. Curiosamente el padre no aparece en escena, en toda la película. Es nombrado sí varias veces por todas ellas. Nos cuestionamos, cuán importante hubiese sido la función paterna en este caso para “que la madre tenga un deseo fuera de ella”

La última escena de la película es muy significativa dado que se muestra una madre que intenta reparar en algún punto el vínculo con su hija, con su hija recién nacida. Una amiga le aconseja que sería “bastante curativo para las dos, que Ellen se dejara alimentar como una madre a su bebe. En su falda, mecerla y que se duerma. Ella no acepta en un primer momento, entonces la madre da un paso más, y muy angustiada le dice que no quiere que se muera pero que aceptaría su decisión de dejarse morir si así lo desea, dado que ella ya no tiene la fuerza para ir contra eso. Si bien puede parecer una escena muy conmovedora observamos nuevamente una madre que no parece contar con los recursos internos que se necesitan para sostener, que no puede luchar por su hija, que no puede dar amor, por el contario le da carta libre a morirse. Palabras que impactan, y que parecen permear la piel de Ellen cuando la madre le dice que no la va a salvar.

Por tanto, accede a ser alimentada por su madre. Ellen por primera vez, logra demandar, intenta restituir el afecto ausente en el vínculo temprano, el sostén de la mirada y que no pudo ser subjetivada. Intenta restaurar en lo imaginario, aquella dificultad para la demanda. Ese grito ha tenido lugar en la escucha del Otro materno y en su resignificación, el anudamiento a lo simbólico.

Es allí que logra la división subjetiva y se posiciona desde otro lugar que le permite conectarse con su deseo y tomar la decisión ahora sí de volver a la clínica por iniciativa propia entendiendo, la necesidad de su propia recuperación.

Dice Recalcati .“Un elemento fundamental de la dirección de la cura, es hacer visible el riesgo mortal del cuerpo. Oponer a la exterioridad estética del cuerpo flaco, el interior obsceno y no dominable del cuerpo mortal.”

Esto lo podemos ver reflejado en el sueño que la protagonista tiene donde puede verse en contraste, la imagen de su propio cuerpo “Real”, anoréxico, mortal, con un cuerpo vital en compañía de su amigo Luke a quien abandonó drásticamente cuando escuchó decirle que estaba enamorándose de ella.

Para finalizar, enmarcando esta reflexión en nuestro curso anual, destacamos la importancia de considerar en psicoanálisis, a cada sujeto como portador de una historia, una singularidad y subjetividad.

Que pueda, en transferencia, acceder al propio saber, conectar su decir al padecimiento y saber qué hacer con él.

La protagonista de la película, por lo que vimos, no tuvo esa posibilidad.

Ningún espacio clínico a los que acudió, le posibilitó el desciframiento de su síntoma como acontecimiento del cuerpo. Tampoco la posición subjetiva en la que situaba su discurso y el reconocimiento de su verdad a decir.

BIBLIOGRAFÍA

  • Recalcati Massimo, “La última cena: anorexia y bulimia”, Ediciones del Cifrado, Buenos Aires 2011
  • Soria Nieves, “Ni neurosis ni psicosis? Psicoanálisis de la anorexia y la bulimia”. Ediciones Del bucle, Bs As 2015.
  • Película “Hasta el hueso”. Dirección Marti Noxon.