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Revista Repique

Repique 6

¿Qué partenaire para el sujeto en el diván?

Silvia B. Bottazzi

"Incómoda para muchos, inclusive para los propios psicoanalistas, la orientación lacaniana de Jacques-Alain Miller es, más que trastorno, síntoma; es el palo en la rueda que impide, o al menos demora, que las cosas vayan a parar derecho a lo peor. ¿Y por qué no decir que esta es otra manera –en este caso la mía- de entender ese deseo de encarnar el síntoma de Lacan que Miller confiesa en su última conferencia en el Coliseo?" G. Brodsky[1]

En estos y todos los tiempos, una de las vías para la demanda de análisis es el desencuentro. Desencuentros con pinceladas de pérdidas que hacen doler, hacen sufrir, desajustan en la cotidianeidad. Aparece entonces un sujeto que, tras su demanda, puede encontrarse con alguna pregunta que lo va guiando en su recorrido de análisis. La responsabilidad subjetiva encontrará como aliado al inconsciente, allí, bajo transferencia.

Será el reconocimiento de las formaciones del inconsciente, de esos tropiezos del orden simbólico, de esos mensajes, lo que vaya propiciando los efectos de sentido que van a tener lugar en la singularidad del sujeto.

El análisis se sostiene y en su trayecto el analizante se verá inmerso en lazos con su partenaire. ¿De qué se trata esto?

Lo que no anda, lo que aparece como el obstáculo, podríamos pensarlo como el síntoma.

En Freud, bajo grandes pinceladas, podríamos encontrar un síntoma como mensaje a ser leído, poseedor de un sentido.

Para Lacan, una de las claves es reconocerlo en el orden de un Real. Real que vuelve siempre al mismo lugar, que no se desplaza como el sentido. De ahí que en la práctica nos sugiere no alimentar lo florido del síntoma.

Aquí me gustaría detenerme, junto a la propuesta de Miller[2], sobre su teoría de las parejas. Parte de la relación yo-otro en tanto pareja imaginaria con base en la identificación ante el requerimiento de una prematuración orgánica, que hace necesaria una imagen que complete el cuerpo. Luego nos presenta la pareja simbólica, enganche del sujeto con el Otro en busca de un significante que, esta vez, venga a suplir su falta de significante; y, le otorgue el reconocimiento. Como pareja del deseo, se alinea allí la búsqueda del objeto a, por la vía del fantasma, donde el sujeto no tiene relación directa con el Otro sino a través del objeto de acoplamiento. Y, la pareja del goce, o pareja libidinal, o la del partenaire-síntoma, donde se juega un paso más en el reconocimiento del Otro como aquel al que poder extraerle goce. Para ello habrá que agregarle organismo, sexualidad, algo de lo viviente, de lo vivo. Y es allí donde el sujeto buscará el objeto pulsional parcial. En esta pareja, el goce está del lado del Otro.

Dice Miller: "esto deja dos accesos al Otro: uno, a través del goce y que va a parar al objeto a, va a parar al goce del cuerpo propio; y el segundo es un acceso por medio del amor pero que deja de lado el cuerpo y se aferra a la palabra[3]". Y recuerda de Lacan, que el primero es del lado macho y que el segundo acceso al goce: femenino, sería por la vía del amor. Vía del amor, de los signos de amor, que tanto escuchamos en el diván coloreando los desencuentros.

Poder ubicar cómo se conforma la pareja en cada analizante nos ubica en la escucha de lo que esperamos sea lo nuevo para ese sujeto. Los efectos de sentido, vía la interpretación, marcan un recorrido. Y también los efectos de vacío, que nos remiten al trabajo con el parletre, siguiendo el forzamiento propuesto por el ultimísimo Lacan como intervención sobre el inconsciente real.

Y, ¿con qué hace pareja el analista, allí, detrás del diván?

Tomo de Tarrab[4] herramientas para la respuesta: "con su savoir-y-faire" (saber arreglárselas con), que podríamos pensarlo como el uso del síntoma, ese que estuvo del lado de la dificultad y el obstáculo pero que se ha vuelto instrumento de una práctica. Con el añadido de lo incurable, donde el síntoma, aunque reducido a signo, no deja de escribir su pathos. En definitiva, un saber hacer con y ahí, que se acomoda en el regazo del deseo de analista.

No se trataría entonces de encarnar el síntoma del analizante, sino de dejarse alojar como semblante en la propuesta sintomática del caso por caso.

NOTAS

  1. Brodsky, G. (2010): "Presentación del tomo III de Conferencias Porteñas de J A Miller". Recuperado en: https://wapol.org/fr/articulos/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=2&intIdiomaPublicacion=5&intArticulo=1980&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=13
  2. Miller, J-A. (1997/98): "Teoría de las parejas". En El partenaire-síntoma. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2011.
  3. Miller, op. Cit. p.275
  4. Tarrab, M (2014): "Savoir y faire". Recuperado en: http://www.congresamp2014.com/es/template.php?file=Textos/Savoir-y-faire_Mauricio-Tarrab.html