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Revista Repique

Repique #7

¿Quiere que le diga algo…?

Ximena Abas, Victoria Arias, Clara Barcia, Yiset González, Fiamma Noguera, Viviana Pereyra, Sofía Rodríguez, Ana Rosa Nuñez, Camila Rossi, Yasmin Sabah.

J. A. Miller, en las conferencias de Caracas y Bogotá realizadas en el año 1980, invita a pensar la interpretación como "una adición, una intrusión del analista en la palabra del analizante"[1](p.241). Es en este sentido que nos preguntamos: ¿cuál es el movimiento que motiva pasar de pensar la interpretación como la explicación del sufrimiento, a considerarla como una intrusión?

Flory Kruger plantea que "el analista con su interpretación apunta a abrir las vías del deseo inconsciente y a modificar la economía del goce"[2]. Entonces, el desafío que encontramos es pensar acerca de cómo se interpreta.

Jorge Chamorro plantea que "un analista se define por su intervención"[3] (p.7) y que "toda interpretación además debe demostrarse, primero como psicoanalítica, y después en los efectos que provoca."[4] (p.8). Así es que entendemos, el planteo de la interpretación como intrusión. Es preciso la cautela del analista acerca de cómo y desde dónde interpreta, tomando en consideración los efectos que puede producir a partir de la interpretación.

Asimismo, se despliega la posibilidad de pensar la interpretación como dispositivo que vehiculiza algo que, como plantea Miller en 1980, "nada tiene que ver con la comunicación"[5] (p.152). Esto quiere decir que las intervenciones realizadas por el analista, de manera contraria a una revelación que le hace al sujeto, pretenden ser el sentido del sinsentido.

A continuación, se expone el resumen de un caso clínico que, mediante algunas de las intervenciones realizadas por el terapeuta, permitirá aportar insumos para continuar pensando acerca de la interpretación. Optamos por señalar tres intervenciones en concreto, indicadas en la medida que se hagan presentes en el relato:

M, varón de 40 años, se presenta al consultorio manifestando estar agotado, en sus palabras: "con los huevos llenos". M es un abogado exitoso con una excelente posición económica. Está casado con D hace 16 años y es padre de dos hijos; núcleo al cual se refiere como la "familia Ingalls".

El paciente parece llegar con una demanda clara: está exhausto, no puede delegar tareas y presenta conflictos en la mayoría de los ámbitos de su vida. En el único aspecto que dice encontrarse bien y sin inconvenientes es en su rol como hombre, en el que "tiene que complacer" a dos mujeres: su esposa D, a quien describe como una gran madre, buena, tierna compañera y comprensiva, y a V, con quien mantiene una relación hace 6 años, cuyo vínculo dice ser únicamente de orden sexual.

No fue hasta meses después de esa primera sesión que, a raíz de una llamada de su amante, retoma la cuestión de sus dos relaciones. V, a quien nombraba por primera vez en la terapia, llamaba aparentemente enojada, luego de un encuentro accidental en el mismo restaurante donde él estaba con su esposa e hijos. Plantea que desde hace un tiempo percibe que a V parecía molestarle que él esté casado, a pesar de que nunca antes había aparecido como un problema en su relación. Es allí que el psicólogo le plantea la posibilidad de que su amante quiera formar una familia.

A partir de esa discusión M accedió a algunos pedidos de su amante para resolver las cosas, entre los cuales se incluía una cena con ella y sus padres para conocerlos. El psicólogo intervene diciendo que si iba a esa cena, la iba a "ilusionar en vano"; que no puede mantener la situación con D y V como está, y termina la sesión en el momento que le dice a M que tiene que elegir qué es prefiere perder.

Días después de esa última sesión M llama angustiado y fijan un encuentro pocas horas después. Apenas llega a la sesión se pone a llorar. Era el día que iba a cenar con los padres de V, y cuenta que olvidó el celular prendido sobre la cama mientras se bañaba y su mujer leyó un mensaje que le llegó de su amante. Ante lo sucedido, D le planteó que se tomara un tiempo para pensar qué iba a decirle para explicarlo. Acto siguiente, M, sin dar respuesta, llamó al psicólogo para saber qué decisión tomar. Ante esto, la respuesta emitida por el terapeuta será la última intervención sobre la que trabajaremos: "M, sé que en este momento usted siente que el mundo se le vino encima, pero ¿quiere que le diga algo? Usted generó esta situación. Estoy convencido de que hace mucho que quería encarar este tema y resolverlo, pero no se animaba, entonces dejo que el celular lo hiciera por usted".

Enfrentarnos a este relato, pone en evidencia cómo el discurso del psicólogo puede aparecer teñido de subjetividad, con un marcado peso moral en muchas de sus intervenciones, impregnado de sus propios ideales de amor, pareja, familia, entre otras cosas. Dicho discurso, se puede visualizar en la primera y segunda intervención seleccionadas. En la primera, el psicólogo interpreta que V se encuentra en un momento de su vida donde las mujeres comienzan a esbozar el anhelo de tener familia; y en la segunda intervención actúa más como un coach, que limita las elecciones, obligando a decidir por un camino u otro.

En contraposición, en la clínica de Orientación Lacaniana es esto lo que se busca evitar, en el entendido que la interpretación cargada de sentido encarna más la sugestión que el psicoanálisis. Los silencios o sonidos, las puntualizaciones o marcaciones, e incluso lo performativo que pueda desplegar el analista como mecanismo que sugestione el significado del analizante, consisten en simples aventones que conducen al analizante hacia un callejón sin salida, ya que, al decir de Miller, "es el paciente quién va a interpretar"[6] (p.250).

Consideramos que es importante que el analista sea cauteloso para no realizar una interpretación que cierre y sature el sentido, permitiendo que se puedan desplegar otros significantes.

En este punto, podemos diferenciar al Psicoanálisis de las psicoterapias. El analista, debe intentar posicionarse en lugar de Otro. Sin embargo, el riesgo de posicionarse en lugar de amo siempre está presente, o incluso posicionarse al lado del sujeto cuando construye el motivo de lo que lo hace sufrir y que en un supuesto tiene ganas de solucionarlo. Ésta última posición, se distingue en la tercera y última intervención que hemos seleccionado, donde el analista llena de sentido lo expresado por el analizante, atascando las alternativas de significaciones que el propio analizante podría desplegar: sosteniendo que la decisión de M ya está tomada, que eligió por D. También enmarca el episodio con el celular y opinando que M al no poder decidir, deja el celular sobre la cama. En este punto, no busca rectificarlo e implicarlo en sus actos, sino que lo percibimos actuando la contratransferencia que le genera este paciente. Bajo nuestra lectura, el analista quiere que el paciente haga lo que él cree que es lo correcto, decidirse por una de las dos mujeres.

En el caso clínico expuesto en este trabajo, es posible distinguir que, no solamente el analista no se coloca en una posición de Otro, sino que además, sus interpretaciones aluden a un nuevo sentido constantemente, implicando hasta una iatrogenia de lo que el sujeto después puede producir.

Finalmente, consideramos importante esclarecer una cuestión: no podemos determinar cómo es ser analista; y en este sentido, aseguramos tener más interrogantes que certidumbres acerca de su quehacer. Nos preguntamos acerca de las formas, en torno al "cómo": ¿cómo se analiza?; ¿cómo se interviene?; ¿es posible pensar una intervención analítica que no implique una interpretación?; frente a cada silencio, ruido o escansión, ¿no hay siempre una interpretación? Ante estas interrogantes, también cuestionamos acerca de cómo lograr que la interpretación no sume más u otro sentido al discurso del analizante.

Graciela Brodsky indica que "no es lo mismo una interpretación que produzca la «abolición del sentido» que una interpretación enigmática"[7]. Sostiene que ésta última genera un doble movimiento que produce intriga en el analizante, donde éste se pregunta: "¿qué quiere decir con eso?" y "¿por qué me lo dice?". Más allá de la respuesta que pueda construir el analizante, el mismo supone un sentido.

Por tanto pensamos: Y a continuación, nos preguntamos: si la interpretación apunta a no dar sentido, ¿puede que por otra parte, ésta apunte a cortar el propio sentido que el sujeto le da, para que pueda devenir así un nuevo sentido?; y si ésto es así, ¿este sentido no se encuentra dentro del campo del otro?

Pero ¿qué es lo que obtura? Es ese "sentido", que caducó todas las posibilidades de seguir produciendo efectos. La dimensión de lo comprensible, con su finitud, inunda al sujeto, cancelando la asociación libre y con esto los impensados. Por sobre todo, cancelando la posibilidad de acercamiento a aquello que se encuentra en el cruce de lo real y lo simbólico, ese enlace real e imposible, pero anhelado.

La conclusión más sólida que hemos concretado mediante este trabajo reflexivo, en palabras de J.A. Miller (1980), tiene que ver con el "sentido del sinsentido", que habilita la permanencia del analizante en la incomodidad de descifrar la salida del callejón. Es necesario producir interpretaciones que dejen salidas o no; no lo sabemos. Lo que sí sabemos, es que por sobre todas las cosas las interpretaciones deben ser construcciones de la persona consultante durante lo singular de cada experiencia analítica, ya que la única certidumbre que tenemos es que es uno a uno y la interpretación es un continuo cada vez.

NOTAS

  1. Miller, J.A. 'Acerca de las Interpretaciones' en Seminarios en Caracas y Bogotá. Paidós, Buenos Aires, 2015.
  2. Anzalone, E; Bafico,J; Brodsky,G; González Imaz, M; Iglesias,M; Kruger,F; Seldes, R; Tarrab,M; 'La terapéutica y lo propio del psicoanálisis' en La cura psicoanalítica:su lógica y su dirección, Grama, Buenos Aires, 2018.
  3. Chamorro, J. ' Precisiones sobre la interpretación lacaniana' en ¡Interpretar!. Grama, Buenos Aires, 2011.
  4. Op.cit
  5. Op. cit.
  6. Op. cit.
  7. Brodsky, G. 'La interpretación en los casos del psicoanálisis' en Volúmenes Temáticos. Recuperado de http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=impresas&File=impresas/col/tematicos/interpretacion/brodsky.html