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Revista Repique

Repique #7

De-construcción de una historia

Lo incalculable

Participantes:

  • Bermolen Adrián. Brocco María.
  • Cerrone Lucía.
  • Díaz Gabriela.
  • García Franco.
  • Idureta Andrea.
  • Petroff Pablo.
  • Roibal Julio.
  • Vignoli Rosario.

Historización

La interpretación fue la brújula que orientó nuestro trabajo a lo largo del año propiciando un recorrido posible pasamos por diversos momentos del psicoanálisis. Navegamos por varias de las obras de Freud hasta la actualidad, y nos orientamos por las coordenadas lacanianas que, aún hoy, nos convocan a la investigación.

Un acontecimiento fundamental en el origen del psicoanálisis fue la confección freudiana de un método interpretativo para trabajar sobre el material onírico que le relataban sus pacientes, sostenía que "... el sueño posee realmente un significado y que es posible un procedimiento científico para interpretarlo"[1]. Este procedimiento tomaría las bases del desciframiento, cuya premisa de partida era la localización de un sentido oculto. Posteriormente, trasladaría esta inquietud a todas las formaciones del inconsciente dando comienzo a la época dorada de la interpretación.

Así como existe lo que conocemos como furor curandis: tendencia propia de las prácticas médicas y de aquellas que buscan sanar la afección y que se caracterizan por un deseo de curar en el que muchos analistas se enredan; también existe cierto furor interpretandis, donde todo el material es objeto de interpretación. Algo que Miller advierte cuando plantea que "Hay, en el análisis, una dinámica paranoica, que extiende la interpretación a todo lo que se hace y se dice"[2]. Y es que no todo es material a descifrar, no todo es interpretable. A veces, un cigarro es sólo un cigarro.

Esta tendencia a encontrarle una significación, un sentido a lo que dice o hace el paciente, lleva, según Miller[3] a la confusión entre saber e interpretación, lo cual predispone que el saber lo porte el analista en su totalidad, encargándose de comunicarlo mediante interpretaciones en una modalidad explicativa de sus intervenciones.

Lacan, a lo largo de su obra, se aleja de la interpretación como portadora de significación y empieza a orientarse por el efecto de corte. Una interpretación eficiente, nos dirá Miller[4], es aquella que se asemeje a una pesadilla, que despierte e interrumpa el gozar soñando, apuntando al encuentro con algo de un real en juego. Un despertar que moviliza a través de intervenciones que arremetan sobre la fijeza de significantes, conmoviendo las identificaciones, provocando ese efecto de "indeterminación subjetiva"[5], permitiendo historizar el discurso del analizante y sus padecimientos.

De historización a hysterización

Para saber cómo se analiza procederemos por el método del ejemplo siguiendo las indicaciones de Laurent. Tomaremos breves pasajes de un recorte clínico titulado Búsqueda de una mirada[6], y nos detendremos en el trabajo de hysterización con un discurso a punto de partida de la historia de un consultante.

A acude al analista por ataques de pánico que empiezan en una reunión con amigos, allí sintió un descontrol en el cuerpo, temiendo volverse loco por lo que pudieran decir de él respecto a su sexualidad. Algo en la contingencia del encuentro social toca su singularidad, irrumpiendo un corte en el sentido de su vida que lo deja inmerso en el sin sentido de los síntomas corporales, falto de un saber sobre su padecer.

En el proceso de historización cuenta que es nombrado en la niñez como "marica sobreprotegido por su madre" y tenido como muñeco, un S1 significativo que le remite más allá del lazo materno. En su adolescencia se descontroló y empezó a fumar marihuana en un intento por despegarse de esta madre.

Se siente influido por la mirada y por la palabra del otro, posición que es cuestionada por la analista: "¿Por qué tenés que dar explicaciones todo el tiempo?", responde: "Bueno, la doble vida del pibe. En su adolescencia empieza a trabajar en un intento por reparar con dinero las carencias paternas que lo avergonzaban, siendo éste un padre alcohólico y ausente. El significante es captado y señalado por la analista "avergonzado".

Las intervenciones en el primer tiempo se orientan a promover la división, cuyo efecto es la hysterización del discurso[7], introduciendo al paciente en la asociación libre[8]; desanudando palabra y saber, un proceso mediante el cual la palabra viene a anudarse con el goce. Se trata de pescar al sujeto entre aquello que es su voluntad de decir y lo que efectivamente dice.

Como efecto de las intervenciones A narra una infidelidad hacia su novia y añade algo que lo cuestiona, cuenta que mantiene experiencias sexuales con hombres para sentirse (justamente) hombre, acting que le remite a un evento infantil: "Tenía los pantalones bajos, yo estaba en posición de mujer, el que parecía una mujer era yo." Esta escena en la que es visto por sus pares, le costaría el apodo de "puto", siendo objeto de bromas con una pregunta que le es reiterada: ¿A vos te gusta estar con hombres o con mujeres? Queda así preso en la ambigüedad de la respuesta que lo implica. Reconoce repetir la escena de la infancia con los hombres que se relaciona, pero ahora se coloca en la posición de hombre, aunque después se siente vacío, como un "muñeco".

Miller[9] señala que el analista debe propiciar las condiciones para que el sujeto logre cuestionar el significante amo que le impide moverse de posición. En su historia A quedó coagulado en el ser del significante puto, sin poder desligarlo del ser gay. Cuando el inconsciente se pone a trabajar[10], el sujeto logra despegar el ser puto del ser gay y asociarlo al hecho de sentirse expuesto ante la mirada del otro. Por medio de la asociación logra acercarse al momento del trauma: la ausencia de una identificación paterna que le indicara qué es ser un hombre.

La verdadera cuestión estaría cifrada, pero otra contingencia irrumpe cuando un hombre (en una página de sexting) le cuestiona ¿realmente eres gay? Se ve visto como hombre, por otro hombre, y cancela el encuentro sexual. Se abre entonces la pregunta por su sexuación interrogando su modo de hacer lazo con hombres y mujeres. El goce sin sentido aparente de ser mirado, que se repetía en la búsqueda de la mirada de un hombre, es recortado en el trabajo de análisis, el corte de sentido es el efecto logrado.

Los modos y lo incalculable

Otra enseñanza en la clínica son las referencias en la escritura de los AE en los testimonios de pase; intentaremos situar algunos modos de interpretación, así como sus efectos en el analizante y en la práctica clínica.

Modos de la interpretación: la cita, el enigma, el corte, el silencio, el oráculo, el equívoco (sea homofónico, gramatical o lógico) la alusión, la resonancia, la revelación y la jaculación.

Silvia Nieto. "... corrían los años 80 …se debatía acerca del encierro de los locos, o de su inserción en la comunidad. Aquello se me quedó grabado. A los 8-9 años, al hacer la primera comunión le haría a Dios la siguiente petición: que por favor hiciera algo con los locos…un sueño en análisis: estamos sentados alrededor de un vacío, está también la analista, yo con voz bajita digo: se tratan… de lirios? -refiriéndome a un dibujo de flores-. Fin del sueño. La analista en sesión dijo: "se tratan delirios!!".

Esta intervención del analista es por homofonía, al tiempo que ilumina la opacidad de un asunto crucial de la historia infantil referida a la locura y a un imposible de decir, el efecto logrado es el de revelación.

Gabriela Grimbaum: un síntoma de disfonía se instala ante un dicho del padre: "temo que no te de la voz" (actuación), el analista interviene diciendo: "Veo que la voz de tu padre te dejó sin voz". Como efecto el síntoma desaparece.

Esta interpretación se sirve del significante apuntando a lo real del síntoma y al objeto en juego, tiene efectos de resonancia y también de revelación en tanto ilumina una opacidad y levanta el velo de lo imposible de decir.

Luego, en un intento por evitar la cita en hora determinada, la analizante repite insistente "mi marido viene a las tres". El analista marca la repetición e interviene en acto, dice: "La espero a las tres". Esto la deja turbada, furiosa y desencajada. El marido, ante su relato, responde haciéndole saber que le encanta "caminar solo por París", que no se preocupe. Alivio primero y angustia después dejan lugar a la interpretación inevitable, el otro "se las arregla perfectamente sin mí".

Esa intervención del analista interpela la insistencia y devuelve algo concerniente a su posición frente al Otro, reviste algo enigmático, rompe el sentido y divide al sujeto. Como efecto, tras la localización de un rasgo fantasmático cuyo resto es incurable y sabido, la posición en la práctica clínica se conmueve. Esto, sumado a "una interpretación inolvidable": "ud es el agente de la reparación", donde el analista introduce un significante nuevo (reparación) tienen también efectos en su posición como analista. Luego, un sueño: "no todo tiene reparación". Una vuelta magnífica que nos muestra lo incalculable de la interpretación.

Eric Laurent: pide a Lacan "que no lo tome en análisis" porque "estaba demasiado extraviado, era demasiado joven y demasiado privilegiado". Lacan concluyó esas entrevistas asegurándole que "la edad era perfecta para comenzar un análisis" que el extravío también, y que, en cuanto al privilegio, él "no tenía ni idea de lo que decía". Y agrega, "el psicoanálisis le permitirá descubrir efectos de estilo que pueden resultarle interesantes".

Lacan interviene aquí en la forma más concreta de la negación al contradecir las razones por las cuales sí debería comenzar un análisis, luego hay allí una interpretación enigmática cuando dice "usted no tiene ni idea"; y por último el modo oracular de la interpretación cuando nombra los "efectos de estilo" que podrían "resultarle interesantes".

Para finalizar diremos lo que pensamos de este último tramo, y es que, en función de conmover lo real del goce, una misma interpretación puede tener diferentes modos, tocar diferentes vías y mostrar diferentes caras.

Los testimonios compartidos nos orientan entonces en el entendido de que la interpretación se caracteriza siempre por el medio-decir, que su efectividad se comprueba sólo a través de sus efectos, y que en la última enseñanza apunta a lo real del goce y al inconsciente real.

NOTAS

  1. Freud, S. 'La Interpretación de los sueños' en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, Tomo IV. 1900, p.122.
  2. Miller, J. "La palabra que hiere", Intervención en el Congreso de la NSL, 10 de marzo 2009, Inédito, p.24
  3. Miller, J. "Acerca de las interpretaciones" (1980). En Seminarios en Caracas y Bogotá. (2015) (1ra edición). Buenos Aires, Argentina: Paidós.
  4. Miller, J. "La ponencia del ventrilocuo" (1996). En Introducción a la Clínica Lacaniana. (2017) (6ª edición). Barcelona, España: RBA.
  5. Brodsky, G. 'La táctica de la interpretación' en La cura psicoanalítica: su lógica y su dirección, Grama, Buenos Aires, 2018. GLM, p44.
  6. Soria, N. (2009) Inhibición, síntoma y angustia.1a. ed. Buenos Aires. Editorial: Del Bucle.
  7. Lacan, J. (1970) El amo y la histérica. En: Seminario 17 "El reverso del Psicoanálisis". Buenos Aires, Editorial Paidós
  8. Miller, J A. (2006) Nuestro sujeto supuesto saber. Intervención en las Jornadas de estudios de la ECF.
  9. Miller, J A. (2006) Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires. Editorial: Paidós
  10. Ídem.