EL OFICIO DEL ANALISTA.
Buenas noches.
Es para mí un honor compartir este momento con Jorge, agradecido y conmovido aun por su
invitación a trabajar en la lectura de este texto, que concluye en esto que ha sido para mí un
esfuerzo de poesía. UN ESFUERZO DE POESÍA SOSTENIDO EN LA TRANSFERNCIA DE TRABAJO
que nos causa desde ya hace un tiempo.
Hago extensivo el agradecimiento a los amigos de MINERVA por la gentileza que han tenido en
la organización, trabajadores atentos, defensores de la cultura y generosos facilitadores de
instancias de difusión, como lo es este encuentro.
Jorge, uno puede suponer que no necesita presentación, es una figura pública, que ha
recorrido ya diferentes medios haciendo difusión del OFICIO DEL ANALISTA, por lo cual es un
desafío realmente, ¿qué decir que ya no se haya dicho?
Lo voy a presentar primero formalmente: Jorge Bafico es Psicoanalista en ejercicio desde el
año 1993, Dr. en Psicología de la USAL de BS AS, miembro de la AMP, miembro fundador del
GLM y profesor adjunto del Instituto Clínico de la Facultad de Psicología de la UDELAR. Tiene
en el haber de su autoría varios títulos que hablan de su detallado recorrido en este medio,
con un marcado estilo de investigador incansable, como le agrada decir a él mismo “UN
SOLDADO DEL PSICOANÁLISIS DE ORIENTACIÓN LACANIANA”, y es creador de otros textos
también ... escritos que con brillantes pinceladas nos dejan cerca de la persona... un lugar
desde el cual también nos ha enseñado cómo hacer con esos retazos INDECIBLES de historia.
Es columnista de radio... y para quienes tenemos el desafío de compartir una causa común,
desde mi lugar, puedo destacar su marcado entusiasmo con el OFICIO, el del ANALISTA, lo que
nos convoca hoy a trabajar.
Haré el intento de HABLAR, de DECIR algo, de habilitarme la LECTURA de algunas líneas de lo
ESCRITO a punto de partida del encuentro con este libro, y apuesto a CONVERSAR con el autor
aquí presente respecto a lo que puede tener de singular este OFICIO. Esa es la cuestión que
espero nos ORIENTE.
Me toman por sorpresa estos significantes que van surgiendo ya desde el comienzo: HABLAR,
DECIR, LEER, ESCRITURA, SINGULARIDAD Y VERSAR CON OTRO, rasgos que introducen en eso
de lo que OFICIA un analista en una EXPERIENCIA DE ANALISIS: UNA LECTURA SINGULAR DE LO
QUE DICE UN ANALIZANTE, EN ESO QUE SE VERSA A UN ANALISTA AL CUAL SE ABLA, una
locura realmente.
El título puede hacer suponer la pertinencia de “EL OFICIO DEL ANALISTA”, en un tiempo en
que LOS OFICIOS por sí mismos parecen estar en declive, por lo que nos encontramos hoy aquí
abriendo la interrogante respecto a eso de lo que se OFICIA: ¿de qué se oficia TRANSFERENCIA
mediante en UN análisis? Es UN MISTERIO SINGULAR, que supone para quien se precie de
analizante el encuentro con un SABER no sabido de eso que NO EXISTE.
UN SABER NO SABIDO respecto al padecer que mueve a un sujeto a un análisis, una ficción que
el analizante habita y que será autorizado a RE PRODUCIR en presencia de un analista
encarnado que dirige la cura. UN SABER NO SABIDO que siempre será en última instancia NO
TODO, en el entendido que habrá en cada SER HABLANTE un RESTO de GOCE no
SIMBOLIZABLE, con el cual SI SABRÁ desde entonces hacer diferente. Esa es la única promesa
que podemos OFICIAR: que un sujeto advertido pueda saber hacer de una manera diferente
con el goce, bueno... ni más ni menos.
Por esto UN ANALISTA OFICIA orientado en una ÉTICA de NO TODO posible, sostenido en la
POLÍTICA del Psicoanálisis, con la ESTRATEGIA del uso de la transferencia en el horizonte de la
DIRECCIÓN de la CURA y la TÁCTICA de la INTERPRETACIÓN en su haber.
Fiel a su estilo, el autor introduce a todo lector entusiasta en la lógica de los discursos actuales,
y realiza un cuestionamiento incisivo de los moldes que dan forma a la manera de hacer lazo
hoy día. De “PAN Y CIRCO” a “CIRCO Y CLONA”. Asistimos según el autor a un tiempo de
UNIFORMIDAD GENERALIZADA donde prima “la relación del sujeto moderno con los objetos
de consumo...” (Pag 17), dejando a los cuerpos inmersos en la práctica del placer evaporable
de lo inmediato, en un goce ininterrumpido tendiente a desdibujar la SINGULARIDAD del UNO
a UNO.
Una lógica que sumerge a los sujetos contemporáneos en un ADORMECIMIENTO TEDIOSO, en
un proceso de goce metonímico sin tope posible, donde las únicas nupcias que le quedan a
este sujeto divorciado de ideales será la adicción a cualquier objeto. O le queda la posibilidad
del encuentro con un analista, en esas aguas nos toca bucear.
Este es el primer problema que plantea el autor: la pérdida de la SINGULARIDAD de estos
sujetos sin dicción, que visitan los sanadores de turno con su propia “PALABRA DEVALUADA”.
Desafío UNO que aquel que intente oficiar de analista se hará acreedor: introducir a un sujeto
que goza de manera solitaria y desordena, en un SABER INCONCIENTE que lo responsabilice de
su no - felicidad.
Será esta la diferencia sustancial que queda planteada entre el psicoanálisis respecto a
cualquier otra práctica, “El psicoanálisis... no se mete con la felicidad... en lo que se pone el
acento es en el goce y no en el deseo... esta es la gran diferencia que tenemos que pensar en la
cuestión del oficio del analista...” (Pag 23)
“Ninguna práxis más que el psicoanálisis está orientado hacia lo que, en el corazón de la
experiencia, es el núcleo de lo real. Se trata pues, ciertamente, de preguntarse por lo que
orienta nuestra práctica. ¿Qué nos sirve de punto de apoyo en la experiencia analítica?” (Pag
79)
Entonces, ¿cuál puede ser la pertinencia del psicoanálisis de orientación lacaniana hoy, en un
tiempo en el cual los sujetos acuden en búsqueda de restituir la felicidad perdida? ¿Cómo
hacer para introducir en la singularidad de la experiencia analítica a quien se le ha desregulado
su arreglo fantasmático por algún acontecimiento de turno? ¿De qué manera hacer de un
síntoma a secas un SÍNTOMA ANALÍTICO? Por lo pronto, ¿qué implica la entrada en análisis y
de qué manera interviene un analista haciendo uso de la transferencia en la dirección de una
cura? En síntesis, ¿cómo funciona un análisis?
Varias son las interrogantes que a lo largo de todo el recorrido de este texto se podrán ir
develando. Para esto el autor, a más de su sólido recorrido teórico en cada apartado dedicado
a conceptos fundamentales – SÍNTOMA, FANTASMA, INTERPRETACIÓN Y TRANSFERENCIA - se
acompaña en cada caso del recurso del recorte clínico, acude a la enseñanza que implica el
testimonio de pase de los AE, y una vez más... fiel también a su estilo, el autor explora la
escritura literaria y la herramienta de la filmografía. De manera acertada realiza una selección
de pasajes en todos estos estilos, que dan cuenta de la ESCUCHA y la LECTURA que un
psicoanalista realiza más allá de los muros que supuestamente deberían limitar
imaginariamente el ejercicio de la práctica. Lleva su atenta MIRADA y su aguda escucha más
allá del dispositivo, eso es un SANO ARTE.
Me detengo en esto, hago una pausa para señalar aquí al menos dos aspectos que se
desprenden del recorrido en la lectura. En primer término, destaco la pertinente utilización de
la disciplina del comentario de los casos clínicos que realiza el autor, lo cual habilita la premisaque para saber cómo se analiza procedemos por el método del ejemplo, del CASO CLÍNICO; un
rasgo que hace la diferencia en esta línea de trabajo de otras tiendas. Un segundo punto anexo
a este primero es ¿CÓMO SE CONSTRUYE UN CASO CLÍNICO?, destaco en esto que los recortes
extraídos enseñan sobre el OFICIO DEL ANALISTA en la práctica y en la escritura del caso. Se
puntualizan las intervenciones de los analistas que dejan en claro qué hace un analista en la
DIRECCIÓN DE LA CURA y qué no debe hacer un analista atento a los PRINCIPIOS DE PODER. En
esta línea, en el detallado recorrido que realiza el autor respecto a lo que supone la
experiencia analítica, advierte una y otra vez sobre los aciertos y los desafortunados
desaciertos en las intervenciones de los analistas en su oficio.
Hasta acá entontes, ¿qué es lo que se describe? Que EL OFICIO DEL ANALISTA tiene una doble
perspectiva. Hace a la relación de dos, no a una relación dual, casi como un LOSANGE entre
ANALISTA - ANALIZANTE: por un lado, se aborda el OFICIO en tanto trabajo, labor, eso que la
RAE define como “ocupación habitual”. Lo que hace a ese instante en el que un analista
prudentemente activo aloja a un sujeto, regulando de manera artesanal con las herramientas a
mano, aquello de lo que un sujeto no quiere saber. Advertido también de lo salvaje que se
puede transformar en su función.
Por otro lado, del lado del analizante, siguiendo algunas interpretaciones de la RAE, se
desprende la referencia a un “OFICIO DIVINO”, donde se le habla a un OTRO AGALMÁTICO, a
un representante de... qué o quién... a un SUJETO SUPUESTO SIN FISURAS. Esa es una pregunta
que se debe plantear cada vez un analista ante cada analizante, ¿quién habla ahí y a quién se
habla ahí? Cada vez.
Cada sujeto acude con una escena que le es propia, cargada de sentido y destinado a la
REPETICIÓN. Quien oficie de analista deberá estar atento, ofreciéndose a la ficción sin
comprender, para poner a trabajar lo que efectivamente está detrás de la escena, advertido
una vez más que de eso que se viene a hablar es de lo que no se quiere saber. “La historia es el
más grande de los fantasmas ... y tras la historia de los hechos está el mito.”
Un sueño que porta cada quién y al cual un analista estará convocado a interrumpir con el uso
de la INTERPRETACIÓN, provocando un efecto de PESADILLA en un encuentro con lo real que
despierte al sujeto de su comodidad fantasmática. Un analista en su oficio apunta allí donde el
discurso falla, fuera de todo sentido posible, donde aparece LO QUE NO SABE QUE DICE,
siendo capaz de convertir la interpretación en una “ALUCINACIÓN VERBAL” enigmática que
haga explotar todos los sentidos.
“Se trata, primeramente, de volver al sujeto sensible a aquello que es responsable, de los
efectos que su palabra produce.” (Pag 52). Volver a LA PALABRA VALORADA, atendiendo a los
significantes privilegiados de la transferencia, en un trabajo de reducción a una frase
fantasmáticamente pulsional. “El psicoanálisis debe producir un cambio en la relación del
analizante con su palabra para que comience a preguntarse sobre su identidad, sobre su
deseo, sobre sí mismo, y para que busque la verdad al cabo de sus palabras.” (Pag 61)
Ahora, UNA advertencia, el analista trabaja sobre un DELIRIO, sobre una ficción que será
diferente para cada quién y en cada estructura. Pero, no se OFICIA de igual manera en la
neurosis que en la psicosis, uno no es OFICIALMENTE el mismo, y de esto también será
éticamente responsable cada analista en su práctica.
La dirección de la cura será una y otra según ante qué forma de funcionar se esté enfrentado:
si por un lado se estará orientado en la división subjetiva, en la ruptura de sentido, por otro
lado, el “analista opera con un bisturí y corta algunas cosas y otras no.” (Pag 138)
La particularidad del oficio en la clínica con la psicosis será la de ordenar, aplacar, sacar de la
perplejidad, calmar la locura. En esto la interpretación no es una técnica solamente sino una ÉTICA y desde ahí es que resulta una suerte de arte, OFICIALMENTE ARTESANOS, con un saber
en el haber: que a veces la interpretación tendrá efectos vivificantes haciendo resonancias en
el cuerpo, y otras será de apaciguamiento, haciendo contratos de convivencia que posibiliten
mantener al Otro mortífero a distancia. – en esto Walter nos enseña –
Alojar la soledad del sufrimiento del cuerpo que goza de manera autista para poder regularlo,
organizarlo, hacerlo menos mortífero a veces, ese es el oficio del analista en la psicosis, donde
el analizante esté habilitado a hacer con los materiales propios y prestados, algunas
reparaciones y nuevas creaciones artísticas, invitando al Otro a quedarse un poco afuera,
mandarlo a veces a tomar un cafecito.
¿Cuál ha sido hasta aquí el esfuerzo de poesía? Destacar la VIGENCIA DEL PSICOANÁLISIS DE
ORIENTACIÓN LACANIANA, enfatizar la VIGENCIA DEL OFICIO DEL ANALISTA, en el UNO a UNO
que habilite versar con otro de otra manera. Es un trabajo sostenido en el DESEO DEL
ANALISTA, en el entendido que deseo del analista no será el deseo de la persona sino la
manera en que orienta la cura, desde la ignorancia.
“El saber adjudicado al analista no le pertenece. El analista sabe, pero ignora su saber para dar
lugar a lo nuevo que pueda ocurrir, esto recibe el nombre de DOCTA IGNORANCIA... abrir una
dimensión analítica del discurso... hace falta que el analista este habitado por un deseo más
fuerte que el deseo de ser el amo...” (Pag 197 – 201).
EL OFICIO DEL ANALISTA, EN TANTO ESTE TEXTO, SE SOSTIENE EN UNA TICULACIÓN
PERMANENTE ENTRE CLÍNICA, TEORÍA Y CONSTRUCCIONES ESCRITAS EN SUS MÁS VARIADAS
VERSIONES. ES UN LIBRO CARGADO DE ENTUSIASMO Y ES UN TEXTO ESCRITO PARA SER
ESCUCHADO.
Muchas gracias.