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Revista Repique

Repique #7

Esconderse para tener un lugar en el Otro

Caso clínico presentado por Carmen Aura Rebellón Ruiz en el libro Casos Difíciles.
La brújula de la transferencia. (Bassols, M., 2018, p: 25).
Alex Bentancourt, Carolina Cáceres, Fernanda Mesa, Mónica Pérez, Natalia Arrieta, Santiago Ferreira, Ximena Rodríguez, Nicolás Grassi, Ana Lila Rodríguez, Yannine Benítez, Mauro Sánchez, Silvia Beloso, Adriana Blanco, Rita Gruosso, Varinia Ferrando.

Se trata de G. quien hacía dos meses y medio, estaba escondido para consumir cocaína, "al momento de ingresar al hospital de día" venía de una "recaída".

Este caso nos ayuda a visualizar y pensar las diferentes intervenciones de la analista en la dirección de la cura, haciendo énfasis en la interpretación y sus efectos.

Según Chamorro, "…la interpretación es fundamental…el psicoanalista tiene que interpretar, si no, no hay construcción del síntoma analítico, no hay entrada en análisis, no hay salida de análisis, si el psicoanalista no interpreta, no hay falta en ser". (Chamorro, J., 2017; p: 37).

Podemos observar una primera intervención analítica en el momento en que lo va a buscar para tener la sesión. Esto nos lleva a pensar que el efecto buscado sería sacar al analizante de su pasividad y ponerlo a hablar, ser buscado. Se apunta a obtener algo de "su retirada del mundo"

Ir a buscarlo a su escondite. Efecto: habla de él y centra su problemática en su ser, "aguanta lo que no le gusta y cuando no puede más explota". En un segundo momento la analista remarca la 'coincidencia' de obtener un trabajo solicitado por él para poder vivir junto a su novia y justamente ahí, abandona todo y se esconde a consumir.

Al remarcar esta coincidencia, hay un efecto de desplazamiento del discurso y G comienza a hablar de su relación de pareja y de cómo se sitúa frente a la misma. Acá vemos que la intervención tuvo efectos.

Se produce un "silencio significativo". La intervención de la analista, logra que G muestre algo de su deseo "…pensó que con su desaparición su novia no iba a querer seguir estando con él, pero esto no se dio pues ella estaba dispuesta a acompañarlo en su enfermedad". Luego de estas palabras de G, la analista le devuelve "no hay cómo esconderse" y corta la sesión.

A la sesión siguiente G trae una frase que dijo su madre en el espacio terapéutico para familiares: "La familia cree que G se recuperará, yo cada vez tengo menos esperanzas de que se recupere, pero es mi hijo y no lo dejaré. Lo acompañaré hasta la muerte". La analista interviene con un sonido enigmático y dice "terrible".

Interpretación que intenta obstaculizar el sentido y agujerear a la madre. Como efecto podemos decir que comienza a hablar de su padre: "Mi viejo es una planta, es un mueble más, no siente, no habla, no oye, está muy mal".

La analista corta la sesión haciendo referencia a la frase anterior de la madre "es una frase lapidaria". Marcar la frase de la madre otra vez, buscaría agujerearla, no verla como buena sino como alguien que espera su muerte.

Luego de "es una frase lapidaria", la presentación clínica de este sujeto se muestra desvitalizada. La analista, leyendo este estado de sopor, decide supervisar el caso e interviene con la díada significante "escondido, esconderse", que se había hecho presente en las sesiones anteriores. Sumado a esto, decide acotar la duración de las sesiones, intervenciones que comienzan a vivificar el cuerpo de G. La analista advirtió algo de goce y su intervención fue dirigida a poner un punto de capitón, un límite a ese goce mortífero.

Con esto se genera un desplazamiento en el discurso de G, aparecen recuerdos infantiles que plantean la postura fantasmática "esconderse del otro para ser buscado". Lo que la analista logra con esta intervención es histerizar el discurso; lo cual nos permite vislumbrar en la dirección de la cura una hipótesis diagnóstica de neurosis, más allá de la fragilidad observada en este paciente.

El desencuentro se hace presente en esta postura fantasmática, porque nunca nadie lo va a buscar. A partir de esta lógica, pareciera que se esconde para que lo busquen, retirándose del campo visual del otro. La dimensión pulsional en juego tiene características de objeto escópico.

En las siguientes sesiones, G trae la necesidad de volver a su trabajo, a tal punto que solicita de ser necesario, no le reconozcan 15 años de antigüedad en la empresa para poder lograrlo. La analista apunta a la rectificación subjetiva, interpretando que no se pueden ocultar 15 años de trabajo y que a su vez, esconderse dos meses y medio tiene sus consecuencias. Intenta hacerlo responsable de su posición subjetiva, señalando que su "retirada del mundo" tiene un costo, que luego de esconderse no puede volver al mismo punto en el que se encontraba, previo a la retirada.

A partir de esto, mediante asociación libre, trae un recuerdo en donde su padre y sus hermanos lo descubren, lo encuentran comprando droga, pero se lo ocultan a la madre. Este ocultamiento lo asocia a otro ocultamiento familiar,: su padre fue estafado por sus hermanos, en el negocio que habían puesto juntos.

Se desprenden a partir de aquí rasgos identificatorios con el padre: mudez, depresión y envejecimiento Éstos rasgos conceden una significación a su padecimiento. El recorte de significantes en la asociación libre del paciente permite ir construyendo y dando forma al síntoma analítico: esconderse.

En la novela familiar está presente la estafa, que se repite con su propio dinero, ya que es robado por su hermano gemelo. En este punto se puede apreciar que se instala una queja hacia la ceguera de la madre, por negar el robo. Sin embargo, continúa guardando el dinero en el mismo lugar; por lo cual la analista le señala que el que no quiere ver es él, intervención que tiene como efecto guardar el dinero en un lugar seguro. Se trata de una intervención en el goce, sobre lo que él no quiere ver, que también introduce un elemento nuevo en la dinámica pulsional, en torno al dinero y la estafa en la familia.

A través del sueño se visualiza un movimiento en relación a su posición subjetiva, intentando hacer presente su cuerpo ante la mirada del Otro. En el sueño, es capaz de realizar una demanda, pero antes de que el otro le responda y lo encuentre, se despierta. Se aprecia algo de lo insoportable de ser visto y encontrado por el Otro.

Conclusión

Se destacan en el caso tres momentos prioritarios en relación a: su madre, su novia y su padre. Su hermano gemelo es una incógnita.

Una madre "mortífera'' capaz de demostrar su amor acompañándolo hasta su muerte.

Una novia que, al igual que su madre, es una compañía incondicional. Podríamos decir que G tiene 2 parejas, la novia y la otra: la cocaína. Finalmente, es la que elige para encerrarse y consumir en soledad. En esta elección de la droga como partenaire, no se requiere el cuerpo del otro.

El encuentro con su padre es fundamental en su cambio en la relación con el Otro.

Su significante "escondido" "esconderse" ha orientado a la analista. Para Lacan es la "estrategia del avestruz", estrategia a desenmascarar como modo de "desbaratar la defensa".

El padre como una pareja de goce, consume alcohol, sus hermanos le quitan todo, perdedor, sin embargo es capaz de ocultar el consumo de su hijo. La función de la droga le permite estar adormecido, como el alcohol se lo permite a su padre. No es casual que la cocaína sea una droga tabú, que se consume a escondidas y que se "toma", al igual que el padre "tomaba" alcohol. Al mismo tiempo, esta sustancia logra un claro efecto adormecedor frente al dolor de vivir, tanto física como emocionalmente, lo cual condice con una identificación a un padre que "no siente nada".

Las intervenciones paulatinas de la analista van generando en G una posición de reconocimiento donde queda claro que él se esconde para ser encontrado. Después de todo, no entraría a las redes sociales si verdaderamente no le importara. Al final del relato, su padre le demuestra un saber sobre él al estar interesado en lo que le sucede. Esto claramente lo vivifica. Se aprecia un cambio subjetivo en tanto comienza a hacerse nuevas preguntas y a manifestar las dificultades que ha tenido en las relaciones de pareja con el género femenino, donde a pesar de ello "necesita estar acompañado".

Se revela así que la interpretación ha producido efectos, ha tocado significantes reprimidos, ha revelado un cambio en su posición subjetiva de este sujeto.El analista debe introducir algo, una palabra, un sonido, en el conjunto de los significantes para tratar de descifrar el sentido oculto y disminuir las repeticiones de goce. Como expresa Lacan en "La Dirección de la cura y los principios de su poder", la interpretación será como el dedo levantado de San Juan de Leonardo en busca de una fuerza de carácter alusivo en "el horizonte deshabitado del ser". (Lacan, 1987, p: 621.)

REFERENCIAS

  • Bassols, M. (2018). Casos difíciles. La brújula de la Transferencia. Colección Diálogos. Instituto del Campo Freudiano. ICdeBA. Argentina.
  • Chamorro, J. (2011) Interpretar. Ed. Grama. Buenos Aires.Argentina.
  • Lacan, J.(1987). La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos II. Ed. Siglo XXI. Buenos Aires. Argentina.