Cuerpo, síntomas y goces en el imperio de las imágenes

En la actualidad estamos invadidos por las imágenes, las redes sociales han funcionado como canales donde el sujeto puede mostrar lo que quiere y como quiere. Existe la idea de que podemos ser lo que queremos frente al otro virtual, alejado, separado por una pantalla.

La pandemia hizo que el cuerpo permaneciera sin contacto ni presencia, pero su imagen siguió presente mostrando diversas realidades, diversos tiempos, todos alineados al imperativo: hay que seguir gozando. En la clínica trabajamos con sujetos con cuerpos mutilados, paralizados, cuerpos que hablan denunciando faltas, que muestran una imagen con un significado a traducir. ¿De qué hablamos cuando hacemos referencia al cuerpo y sus síntomas actuales?

Lacan toma de Freud el aspecto de separar el organismo del cuerpo. Lo que observa en Freud es que existe una falla del saber acerca del cuerpo y del cuerpo en relación al saber. Freud reconoce gracias a sus pacientes histéricas que el síntoma no funciona de acuerdo a lo que la anatomía establece.

La dimensión imaginaria del yo en tanto unidad ilusoria, engañosa, es un efecto anticipado de la identificación con la imagen del otro. De ahí que el yo es otro, en tanto el yo se reconoce allí donde no está. Esto le permite a Lacan distinguir el sujeto del yo e ir ubicando una de las dimensiones del cuerpo, la dimensión imaginaria. (Lacan, 1954, p.157)

Lacan sigue desarrollando su enseñanza advirtiendo que el cuerpo es más que la imagen en el espejo y que está conformado por el lenguaje, incluyendo al cuerpo en el estatuto de lo simbólico. Esto implica pasar por la metáfora paterna, o sea la regulación del goce por parte de la castración. Comienza un segundo momento en la enseñanza de Lacan, en donde la primacía de lo simbólico se impone frente a los otros registros. (Leibson, 2018).

En la conferencia "La imagen y el cuerpo en psicoanálisis", Miller manifiesta que es el Nombre del Padre el soporte fundamental de la imagen. (Miller, 1995, p.12)

En el Seminario 10 Lacan llega a la conclusión de que esa imagen supone no solo una determinación simbólica marcada por el significante, sino que también hay un recorte, una pérdida, un resto de la operación simbólica; es aquí donde cobra protagonismo el objeto a. (Leibson, 2018).

En el seminario XIV La lógica del fantasma Lacan dice: ¨La relación del sujeto con el cuerpo pasa por el objeto a, que es al fin de cuentas la juntura más segura del sujeto con su cuerpo, por parcial que ella sea¨. (Tarrab, 2004, p.117)

Tarrab (2004) en "Notas sobre el cuerpo", dice que el cuerpo es perturbado por un significante, por el Otro y por lo real. En la entrada del sujeto al lenguaje, éste pierde su cuerpo, el significante lo mata, y no es más que un cuerpo viviente mortificado por el lenguaje. (p. 121)

En esta etapa de la enseñanza, Lacan articula el cuerpo con el concepto de goce. Propone que el sujeto es lo que se localiza entre el cuerpo y el goce, un sujeto desencontrado con el cuerpo. El cuerpo es el Otro, es el lugar de la marca, es una metáfora, un efecto de la inscripción de esos primeros significantes. Lacan afirma: "tu cuerpo deviene la metáfora de mi goce". (Leibson, 2018).

En su última enseñanza Lacan habla de parletre, en donde el significante no solamente es causa mortificante sino causa de goce, y además sostiene que no se puede gozar sin un cuerpo, y es el significante lo que lo hace gozar. Miller agrega que es el significante lo que afecta al cuerpo, que lo hace gozar y marca un síntoma. Aquí no es el cuerpo que se vuelve significante, sino que el significante se vuelve cuerpo. (Miller, 2016)

Al hablar de parletre se habla también de sinthome, el síntoma como formación del inconsciente estructurado como un lenguaje es una metáfora, un efecto de sentido inducido por la sustitución de un significante por otro. Pero el sinthome de un parletre es un acontecimiento de cuerpo, una emergencia de goce. (Miller, 2016)

En "La instancia de la letra", Lacan sostiene que en el síntoma hay un goce que excluye el sentido, el síntoma no es solamente una metáfora, es una interrupción de la metonimia del deseo del sujeto. (Miller, 2015, p.290)

Tenemos un cuerpo martirizado por el significante del cual goza y en el que se producen síntomas, síntomas que emergen interrumpiendo la metonimia del deseo. (Miller, 2015, p.293)

Tarrab (2004) dirá que tenemos síntomas gracias a un cuerpo en el cual suceden cosas imprevistas. El cuerpo es significante que hace gozar y en el cual se producen síntomas. En la actualidad, estos síntomas también se relacionan con el predominio de la imagen. En la época marcada por el Otro que no existe, por la caída del Nombre del Padre, los síntomas contemporáneos se ven presentes en la angustia marcada en el cuerpo por la palabra que falta.

¿Qué lugar tiene el psicoanálisis de orientación lacaniana frente a estos sujetos extraños a su cuerpo en tiempos donde la imagen determina? La práctica lacaniana propone una escucha, escucha a ese cuerpo que habla. Una escucha direccionada a lo singular de cada sujeto, al grito de esos síntomas que vienen a denunciar que algo está mortificando. En la época del compartir para cuantificar likes y visualizaciones, el malestar también se deriva de la ficcionalización de la vida, de una negación a los cuerpos reales y por una exigencia del sistema capitalista y de la ciencia de lograr un cuerpo perfecto y saludable.