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Revista Repique

Repique 5

Calipso, el amor y el goce

Rosario Vignoli De León

Freud y Lacan recurren en su obra a la mitología Griega, los diferentes mitos y personajes adquieren un rol fundamental en la creación del psicoanálisis y la elaboración de su principales fundamentos.

En este trabajo me propongo abordar el amor y el goce articulando la teoría Psicoanalítica con el personaje de Calipso de la Odisea de Homero. La misma narra el largo viaje de 20 años de Ulises rey de Ítaca tras combatir en la guerra de Troya, guerra que comienza por una mujer, Helena.

Penélope su esposa permanece fiel a Ulises junto a su hijo Télemaco en Ítaca. Luego de varios años al suponer la muerte de su esposo en la guerra, comienza a ser pretendida por más de 100 hombres que aspiran el trono de Ítaca. Penélope promete a estos hombres elegir esposo al terminar de tejer un sudario para el rey Laertes. Logra de esta manera engañar a sus pretendientes tejiendo de día y destejiendo de noche asegurando de esta forma seguir fiel a la espera de su esposo.

En ese extenso viaje Ulises y su tripulación son alcanzados por un rayo, naufraga, solo él sobrevive y llega a la isla de Ogigia, reinada por la ninfa Calipso a la que Homero describe como una potente deidad de habla humana, de extraordinaria belleza.

Calipso se enamora de Ulises y logra retenerlo durante siete años en los que le ofrece la inmortalidad, la juventud eterna y una vida colmada de satisfacciones si permanece junto a ella, aún así Ulises elige volver a Ítaca con Penélope y su hijo.

Los mitos griegos hacen referencia a un factor gozoso que se muestra sin escansión, acción que se repite eternamente y funciona como un elemento sin períodos, sin corte.

Si hay algo que se repite sin pausa en los neuróticos es el sufrimiento por amor, si bien el fantasma logra crear una ficción de relación sexual, allí donde no existe, obtura el encuentro con el Otro goce.

Lacan plantea en el Seminario 8: "no hay ninguna coincidencia. Lo que le falta a uno no es lo que está escondido, en el otro” (Lacan,1060,p.51).

De hecho las mujeres y los hombres no aman de la misma manera, tienen distintas formas de gozar lo que se traduce en un modo diferente de amar.

Calipso a través del amor trata de adquirir un amarre fálico que su goce no le da, muestra su sacrificio extremo en nombre de ese amor. Algunas versiones sobre Calipso dicen que muere por la ausencia de Ulises, se podría pensar que muere por amor, se ve privada de él y termina ofreciendo su propia vida al objeto amado, dando cuenta de un amor que está más allá de todo límite, un amor que la consume. La experiencia del Otro goce la extravía, la empuja a una absolutización del amor, en definitiva a querer ser la única.

Ulises es para Calipso un estrago, no puede aceptar el ofrecimiento de ser un hombre completo, sin falta, inmortal, ella reclama a los dioses cuando se ve obligada a dejarlo marchar.

"Sois crueles, dioses, y envidiosos más que nadie, ya que os irritáis contra las diosas que duermen abiertamente con un hombre y lo han hecho su amante... Yo lo salvé, lo traté como amigo, lo alimenté, le prometía hacerlo inmortal y sin vejez para siempre. Sin embargo, le ayudaré a que llegue sano y salvo." (Homero, s.VIII aC,p.77).

Ulises responde a la furia de Calipso : "Venerable diosa, no te enfades conmigo, que sé muy bien cuánto te es inferior la discreta Penélope en figura y estatura al verla de frente, pues ella es mortal y tú inmortal sin vejez. Pero aún así quiero y deseo todos los días marcharme a mi casa y ver el día del regreso" (Homero, s.VIII aC,p.80). La Otra mujer es Penélope, mujer mortal, envejecida pero aún así la mujer del amor para Ulises.

Para Lacan, la mujer se reduce al objeto del hombre, su goce se adecúa perfectamente al goce fálico y no necesita el amor como medio para tener una identidad de hombre.

Por el lado femenino, hay un goce suplementario y singular que va mas allá de lo fálico, es un goce que no se puede decir pero puede sentirse, no hay significantes para nombrarlo, por este motivo Lacan plantea que la mujer es no toda. No hay complementariedad entre los goces, ya que el goce femenino no hace complemento con el masculino y no está hablando a nivel genital, lo que está en juego en esta relación es el falo. Si bien, el hombre de alguna manera se ubica teniendo el falo y la mujer siendo el falo el mismo nadie lo es y nadie lo tiene.

No hay modo de hacer de dos uno, aunque Ulises y Calipso gracias al malentendido de los goces, pueden suponer, al menos al principio, que gozan de lo mismo.

Calipso demanda el amor de Ulises, amor como dar lo que no se tiene, le pide a Ulises que entregue su falta y de esta manera aparece el desencuentro entre ambos y el miedo de Calipso a perder el amor de Ulises su objeto de amor.

Mientras Calipso está ubicada desde la formula de la sexuación del lado femenino por eso reclama tener el amor de Ulises, este se ocupa de no perder el amor de Penélope y el reino de Ítaca.

Calipso muestra cierta ferocidad femenina cuando se ve privada de ese amor que lo espera otra mujer, ella muere con la partida de Ulises, dejando en evidencia su goce vinculado a la pulsión de muerte.

Penélope, sería la que hace surgir la función de la otra mujer en Calipso, es quien toca la posición que podría tener Calipso para Ulises, la Otra mujer es la que adquiere una posición de privilegio en la vida de su partenaire. No es cualquier mujer, es la que sabe como relacionarse con un hombre, la que despierta la rivalidad y encarna el enigma de la feminidad.

Calipso es definida por Homero como “La que oculta” me pregunto si lo que oculta esta ninfa inmortal es ser tan humana como cualquier mortal que no cesa de sufrir en definitiva de gozar por amor.

BIBLIOGRAFÍA

  • Homero: Odisea (C. García Gual, Intro., J. Manuel Pabón, Trad.). Madrid: Ed. Gredos, 2000
  • Lacan, Jacques: Seminario 8 “La trasferencia”, Paidós, 2003
  • Lacan, Jacques: Seminario 20 “Aún”. Paidós, 2007