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Revista Repique

Repique #7

La interpretación, entre perros, empalmes y avalanchas

Julieta Barbieri - Alicia Plada - Lucía Molina - Jessica Giles
Referente SFL Maldonado: Silvia B. Bottazzi

Otros sentidos

Maite, 17 años. Comenzó a pintar y encontró allí un lugar de intimidad, creatividad, disfrute, lugar de expresión emocional.

Espacio que se fue desvirtuando al pasar del tiempo con pedidos de trabajos, solicitando también ciertas condiciones. Resaltaré aquí el pedido que le hace alguien de la familia: que pinte a su perro.

Aún no ha podido concluirlo, fue un tema recurrente el no poder terminarlo.

Hace unos días relata un episodio; se para a sacarle una foto a un perro y este avanza sobre ella, lo cual desencadena mucha angustia.

Camino a su casa "le salen" dos perros más, y es tanta la angustia que decide llamar a su madre para que la vaya a buscar hasta ese lugar.

La intervención fue "y ¿quiénes son esos perros?"

Al siguiente encuentro relata que dijo que NO a todos los pedidos que tenía, y que había retomado su espacio. Comenzó a dibujar, pintar, y sigue trabajando sobre el cuidado de su lugar.

Miller en 1980, en Caracas dice: "Lacan formula que la interpretación debe ser enigmática, equívoca, ambigua; que su sentido propio debe ser reducido, no debe ser fijado, a fin de que opere como significante sobre la palabra del paciente"[1].

Es decir, la interpretación es posible en la medida en que aparece el equívoco: cuando no hay función que seleccione un sólo significado para el mismo significante. Si la analista comprende (esto es, hace coincidir significado y significante) que cuando la paciente habla de perros está hablando de animales de cuatro patas y cola, no hay lugar para preguntarse ¿quiénes son esos perros?

El significante desvía la trayectoria del significado y es precisamente ese desajuste el que hace posible la interpretación.

La pregunta apuesta a que los perros y su angustia dicen algo más. Pero la intervención no dice qué. Sólo apunta al impasse, al desajuste, al inconsciente. Apunta como el dedo de San Juan[2].

Lacan refiere que la interpretación no es un saber que el analista tendría antes del encuentro con el paciente, la interpretación partiría de los dichos del analizante. Como una ruptura del sentido, en contraposición a la transferencia que iría en busca del sentido de las formaciones del inconsciente. Por consiguiente, la interpretación no está abierta a todos los sentidos, se trata sólo del vínculo de un significante con otro significante.

Por otro lado, Miller dice: "es que el analista, oyente fundamental, está allí para disponer y dispone del vector del significado. Según dónde ubique el punto de almohadillado, eligiendo escuchar esto o lo otro, determina el sentido de lo que dice el paciente"[3].

La analista toma del relato de la paciente el significante "perro", por medio del cual ubica este punto, abriendo el interrogante "¿Quiénes son estos perros?", teniendo un efecto, ha podido puntualizar la palabra que cuenta.

De la perturbación y la discontinuidad en la interpretación

En ocasiones la interpretación sirve para poner a funcionar la hipótesis analítica de la existencia del inconsciente. Perturbar el Yo para hacer aparecer el S dividido ($). G. Brodsky[4] nos comenta que: "El sujeto que ponemos a funcionar, porque no vienen a vernos un sujeto, viene a vernos un yo, convencido de quien es, de lo que le pasa (...) Con la interpretación vamos a demostrarle que, en realidad, no tiene ni idea de lo que le pasa (…) lo que intentamos crear es un sujeto, alguien que sea sobornado por un significante, provocando ese efecto de indeterminación subjetiva, de conmover las identificaciones, las certezas con las que un sujeto viene". Y agrega que "en la medida en que Lacan dice que el sujeto es sobornado por el significante dice que el sujeto es lo que se produce como efecto de significante. Efecto de 'ese soy yo', me reconozco en '¿ese soy yo?'.

Sofía, 27 años. Primera entrevista retomando un análisis interrumpido hace un año. Relata varias cosas, entre ellas habla de su novio de muchos años, Pedro, y dice: - Me separé de Pedro y empalmé con Joaquín. La analista le pregunta entonces: - ¿Qué empalmaste?

El efecto de sorpresa es instantáneo, como si hubiera dicho "¿qué dije?"

Se produce una ruptura del yo que sabe lo que dice y se abre la dimensión del sujeto dividido, el que no sabe lo que dice. La sesión termina.

Este "qué" motoriza un trabajo asociativo para Sofía. A la sesión siguiente traerá sus preguntas: "¿por qué nunca pude estar sola desde los 15 años?", "¿para qué es una pareja?", "¿qué pasa cuando me quedo sola?". Se despliega, gracias a este vector producido por la interpretación, un trabajo significativo para ella relativo a su soledad y su realidad fantasmática.

Incluso lo que, desde Freud, llamamos asociación libre es en el fondo un principio que apunta a desarmar el todo, a desarmar la continuidad de la intención de significación[5].

Con la interpretación, buscamos generar un efecto, una resonancia en el paciente, del cual conoceremos su efecto a través del material que retorna, de la elaboración que realice.

Entonces donde me pregunto me constituyo como sujeto, en el sentido de la función de la palabra en tanto hay un sujeto que se hace cargo, hay un sujeto diciendo algo.

Ese encuentro con el decir es lo más propio, aunque no sepa lo que significa, hay algo del sentido que se frena, que toca el cuerpo, y entiendo así que tiene que ver conmigo.

La equivocación del sujeto supuesto saber

En el temprano y emblemático texto psicoanalítico "La interpretación de los sueños" Freud[6] ya aleja la interpretación analítica de la lectura del jeroglífico, es decir, la lectura del signo. En ésta existen signos a descifrar, a los que les corresponde un significado particular. Se trataría aquí del orden de la comprensión, del sentido que cierra.

Freud nos revela que la interpretación analítica del sueño tiene que ver con Otra cosa: el deseo inconsciente[7].

Ahora bien, "el deseo del sueño no es asumido por el sujeto que dice ´yo´"[8].

Susana, 38 años. En su segunda entrevista cuenta que tuvo un sueño. Se encontraba en la montaña y sucedían loops de avalanchas. Estas avalanchas de nieve caían sobre gente que estaba ubicada en lugares incorrectos y a quienes ella, que estaba bien ubicada, intentaba auxiliar, pero no llegaba.

La analista le pregunta con qué asocia este sueño y rápidamente Susana habla de accionares incorrectos en la montaña por parte de otros.

Pero luego logra hablar de su expareja y los hijos de éste, y aparecen varias escenas sacrificiales de ella para con los otros, en las que queda esperando un reconocimiento que no llega.

La analista le subraya en una de estas posiciones sacrificiales lo des-ubicado de la misma e interpreta: "Ahí estás vos recibiendo todas las avalanchas".

Susana se queda atónita: "nunca hubiera pensado mi sueño de esta manera".

Si bien es una paciente a la que hace falta escuchar mucho más, el sueño deja entrever algo del goce. La interpretación apunta a conmover algo de ese sentido gozado, no reconocido por el yo, pero dicho por la formación del inconsciente, el sueño en este caso. En el sueño, Ello muestra.

Si Freud nos habló de que la interpretación del sueño es por la vía del deseo inconsciente, Lacan nos enseñó que el deseo es siempre el deseo del Otro. Se delinea, por tanto, algo de cómo Susana responde a la pregunta ¿qué me quiere el Otro? Y la interpretación apunta a empezar a marcar esa otra escena que palpita en su decir yoico. Ante lo cual ella responde con sorpresa por la existencia de ese saber otro que "nunca hubiera pensado".

Es en la dirección de la cura donde emergen interrogantes, por ejemplo: si interpretación e inconsciente coinciden, ¿es necesaria la transferencia para arrojar una interpretación o puede la interpretación posibilitar la constitución de la transferencia?

¿Cuáles son las relaciones entre asociación libre e interpretación? ¿Se interpreta para darle lugar a la asociación libre (a partir de un punto de almohadillado acentuado por el/la analista) o se interpreta para acotar la asociación libre y mostrar lo que en esa "libertad" no cesa de decirse?

Pareciera que todo va a depender de lo que esté en juego en cada momento de una cura.

NOTAS

  1. Miller, J. A. Acerca de las Interpretaciones, en Seminarios en Caracas y Bogotá, Ed. Paidos. 1980, pág. 245-250
  2. Lacan, J. La Dirección de la cura y los principios de su poder, en Escritos II, Siglo XXI Editores. 1975.
  3. Miller, J. A. Acerca de las interpretaciones, en Seminarios en Caracas y Bogotá, Ed. Paidos. 1980, pág. 245
  4. Brodsky, G. La táctica de la interpretación,en La cura psicoanalítica: su lógica y su dirección, Grama ediciones. 2018, pág. 43-44
  5. Miller, J.A., Los divinos detalles. Ed. Paidós. 2010, pág, 13.
  6. Freud, S. La interpretación de los sueños, en Obras completas. Tomo IV y V, Amorrortu editores, 1998.
  7. Lacan, J. La Dirección de la cura y los principios de su poder, en Escritos II, Siglo XXI Editores. 1975.
  8. Lacan, J. La equivocación del sujeto supuesto saber, en Otros Escritos, Paidós, 2012. pág. 353.